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Reportaje:COMER BIEN EN VERANO

Cofre de agua plácida

La sandía, la fruta más refrescante, casa bien con la cocina más vanguardista

En plena canícula el cuerpo pide algo muy veraniego, una fruta refrescante. Pablo Neruda dijo de ella: '¡Cofre de agua, plácida / reina / de la frutería / bodega de la profundidad, luna / terrestre!' El acertijo es fácil: La sandía. Muchas veces se le ha tratado como la pariente pobre del melón y se le achaca que es sosa y vulgar. Así lo consideraba rotundo Josep Pla: 'La sandía es insulsa, agua pura teñida, mediocre, de un sabor populachero sin ambición; una pura filfa'. Nadie ha puesto en duda sus virtudes como refresco estival. Casi todo agua y con muy poco azúcar, resulta la panacea de los regímenes de adelgazamiento.

Otros países le rinden mayor consideración. Egipto (también Turquía) es el lugar del mundo donde más se aprecia la sandia, que se puede considerar su fruta nacional. El médico de Napoleón cuenta en sus memorias al recordar la campaña de Egipto que las sandías, muy abundantes en aquellos huertos, salvaron del hambre y la sed a los soldados franceses que carecían de agua y alimentos, si bien sufrieron por su causa terribles indigestiones.

Por su sabor neutro y su poder refrescante se utiliza mucho en la cocina más vanguardista, que presume de su ligereza. Esta somera relación tiene que empezar por una receta de Ferran Adrià, y no de las más complicadas, sino de las sencillitas, de ésas que se editan en folletos destinados al ama de casa. Se trata de la sopa de sandía y tomate a la albahaca.

En una onda de mayor complejidad resulta inolvidable la gelatina de naranja con dados de sandía y vieiras de uno de los jóvenes chefs emergentes de Asturias: Nacho Manzano, de Casa Marcial en Arriondas. Jugando en casa, las dos recetas más importantes en la que esta cucurbitácea no figura como mera comparsa pueden ser el bonito en ligera salazón con sandía y helado salado de fresas, gran idea de Koldo Rodero, del restaurante Rodero de Pamplona y una de la cosecha de este mismo verano de Hilario Arbelaitz, del Zuberoa de Oairtzun: gazpacho de tomate y sandía con berberechos y cestita de albahaca con espuma de queso.

Unas delicias que hacen buenas las sensuales palabras del poeta chileno sobre la sandía: 'Quisiera morderte / hundiendo / en tí / la cara / el pelo / el alma'.

Un frutero del mercado de La Bretxa sostiene dos sandías.
Un frutero del mercado de La Bretxa sostiene dos sandías.JAVIER HERNÁNDEZ

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