El Ayuntamiento teme que se produzca un 'efecto llamada'
Dos días después del desalojo de la plaza de Catalunya, el número de inmigrantes que piden ayuda al Ayuntamiento de Barcelona y a las ONG no para de crecer. Según las cifras que maneja el consistorio, los desalojados de la plaza no fueron más de un centenar. Sin embargo, los subsaharianos que ayer durmieron en la sede de la CGT eran 204. ¿De dónde han salido?
La respuesta se halla en las plazas y parques de la ciudad, algunos de los cuales ya hace meses que acogen a pequeños grupos de inmigrantes. Varios de ellos se han unido a la protesta de los que dormían en la plaza de Catalunya esperando beneficiarse de los posibles acuerdos con la Delegación del Gobierno.
El Ayuntamiento está desbordado. Un portavoz municipal aseguraba ayer por la tarde que cada vez es más habitual que grupos de turistas de los países del Este y de ex repúblicas soviéticas acaben su estancia en la costa catalana solicitando en Barcelona el estatuto de refugiado.
El último caso se dio el pasado martes. A media mañana, un minibús con 13 ucranianos y dos chechenos estacionó cerca de la oficina municipal de atención al inmigrante y, ante la sorpresa de los empleados, solicitaron asilo político. Después de estudiar su caso, los técnicos de inmigración les informaron de que sólo dos de ellos, los procedentes de Chechenia, tenían posibilidades de quedarse legalmente en España. 'Casos como éstos son cada vez más habituales; desde finales de mayo ya hemos contabilizado 30 solicitudes de este tipo', aseguró un portavoz del servicio.
Los responsables municipales ya hablaban ayer de un efecto llamada producido por el eco mediático del desalojo de los inmigrantes de la plaza de Catalunya. El equipo de gobierno relacionó las informaciones aparecidas sobre este suceso con la llegada de más inmigrantes desde el pasado lunes. 'Hoy mismo han llegado grupos de Pakistán y Ecuador', aseguraba un portavoz municipal. 'Y llegarán más', auguró.
30.000 'sin papeles'
Algunos informes municipales cifran en hasta 30.000 el número de inmigrantes indocumentados instalados en Barcelona. En su mayor parte proceden de países asiáticos, sobre todo de Pakistán, y sobreviven gracias a la solidaridad de sus compatriotas y a pequeños trabajos que les proporciona la economía sumergida. Contabilizarlos es casi imposible, puesto que muchos se resisten a empadronarse ante el miedo de ser denunciados. Los que se empadronan, sin embargo, lo tienen más fácil para acceder a los servicios sociales.
En el caso de los comedores públicos, el número de usuarios del año pasado fue 16 veces superior al de 1999. Los albergues triplicaron el número de usuarios de origen extranjero. Sin embargo, todas las asociaciones de inmigrantes juzgan insuficiente la ayuda que reciben.
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