Senderos de piedra

La Consejería de Medio Ambiente ha elegido siete enclaves para lanzar una campaña divulgativa a propósito de la geodiversidad que se concentra en el sur de la Península Ibérica. Este es el itinerario propuesto para acercarse a uno de los aspectos menos conocidos de la naturaleza andaluza:

- Torcal de Antequera (Málaga). La acción erosiva de la lluvia, la nieve y el viento sobre las rocas calizas origina, a lo largo de cientos de miles de años, los conocidos como paisajes kársticos. El Torcal de Antequera es uno de los ejemplos más espectaculares a escala continental, ya que reúne una extraordinaria variedad de formas kársticas: torcas (depresiones circulares de fondo plano rellenas de arcilla), lapiaces (acanaladuras y surcos separados por crestas agudas), caménicas (oquedades en forma de pileta en donde se acumula el agua), y un sinfín de composiciones pétreas que recuerdan a torres, tornillos, arcos o puentes.

- Karst en yesos de Sorbas (Almería). En este caso se trata de un paisaje kárstico originado sobre una gran acumulación de yesos que se precipitó en esta zona hace unos seis millones de años. El agua ha ido disolviendo lentamente este mineral hasta crear una compleja red de galerías subterráneas, intercomunicadas y distribuidas en diferentes niveles. Estos paisajes ocultos son de una gran belleza debido, entre otros factores, a las abundantes cristalizaciones, de las que en Sorbas existe un amplio catálogo: estalactitas, estalagmitas, columnas, cortinas, yesos coraloides, enrejados, bolas o anillos.

- Desierto de Tabernas (Almería). Este enclave geológico, de reminiscencias africanas, es el desierto más meridional de Europa. Un auténtico museo al aire libre en el que es posible estudiar los fenómenos naturales de erosión y desertización en la cuenca mediterránea, y cómo estos se traducen en variadas formas que modelan el paisaje.

- Cabo de Gata-Níjar (Almería). En este parque natural destaca por un lado la sierra volcánica del Cabo y, por otro, la llanura litoral de la Bahía de Almería. En la primera se conserva un extenso abanico de rocas y estructuras de origen volcánico, y la segunda constituye uno de los mejores ejemplos de playas fósiles de todo el Mediterráneo, con restos que abarcan un periodo cercano a los 200.000 años.

- Sierra Norte de Sevilla. Aquí se concentran diferentes elementos de interés educativo y turístico, desde los paisajes kársticos del Cerro del Hierro hasta los batolitos de El Pedroso y Real de la Jara, paisajes de dehesa salpicados de rocas graníticas en forma de bola. La Cueva de los Covachos, situada entre antiguas canteras romanas, y los manantiales que dan origen al nacimiento del río Huesna, también forman parte del singular patrimonio geológico de este parque natural.

- Sierras Subbéticas (Córdoba). De nuevo son los paisajes kársticos los que sobresalen en este espacio protegido, aunque lo más llamativo de estas sierras es su riqueza paleontológica, sobre todo en lo que se refiere a fósiles de ammonites (moluscos presentes en los mares de todo el planeta durante el Jurásico y el Cretácico). La Cañada del Hornillo, al oeste de la localidad de Carcabuey, es uno de los emplazamientos más importantes, a escala mundial, para el estudio de este tipo de fauna primitiva.

- Despeñaperros (Jaén). Este desfiladero corta Sierra Morena a lo largo de cuatro kilómetros y permite así la comunicación entre la meseta y el valle del Guadalquivir. El elemento más conocido de este parque es el original relieve conocido como Los Órganos, producido al encajarse el río entre rocas de cuarcita. Este mismo mineral es el que tapiza las paredes verticales que dan lugar a la cascada de Cimbarra, un espectacular salto de agua situado a 11 kilómetros del desfiladero.

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