Ibarretxe plantea desarrollar el Estatuto mediante una comisión de vicepresidentes

José María Aznar y Juan José Ibarretxe se entrevistan esta tarde por primera vez desde su tormentoso encuentro de hace 13 meses -el 22 de junio de 2000-, celebrado en un ambiente de tensión sin precedentes y saldado con durísimas declaraciones, incluso en las formas, y un rotundo fracaso por el radical enfrentamiento entre ambos. Desde entonces sólo han coincidido en actos fúnebres y en la cabeza de manifestaciones contra ETA. Tras la victoria de Ibarretxe, Aznar sólo le remitió un telegrama de felicitación.

Tanto el lehendakari como el presidente del Gobierno aseguran que abordan su encuentro de hoy, el sexto entre ambos, con actitud abierta y constructiva y ninguno de ellos quiere cargar con el coste de una imagen obstaculizadora del diálogo y la normalización de las relaciones.

Después de la semana que precedió al encuentro de Ibarretxe con el Rey, recorrida por la polémica sobre la autodeterminación, ambas partes han rebajado el tono, conscientes de la expectación ante el encuentro de hoy. Ambos albergan un talante conciliador ante una entrevista de la que se esperan pocos resultados concretos, más allá del efecto normalizador que supondrá la celebración de la reunión.

Ambas partes esperan también que el encuentro les revele las auténticas intenciones de futuro de su interlocutor. Fuentes próximas al lehendakari señalan que éste acude a La Moncloa sin la mínima pretensión de generar polémica alguna y con el deseo de que este reencuentro, aunque calculan que será frío, rompa el hielo y permita reanudar una comunicación más frecuente.

Ibarretxe transmitirá a Aznar, como hizo con el Rey, que su prioridad es 'enfrentarse y combatir al terrorismo de ETA y la kale borroka ' y que ese compromiso lo va a llevar a cabo 'sin ningún tipo de complejos', afirma Ajuria Enea. Puede que ahí logre convencer, aunque el presidente del Gobierno espera algo más que una expresión de intenciones: quiere concreciones sobre cómo ejecutará el Gobierno autonómico ese compromiso y preguntará a Ibarretxe por las medidas precisas que piensa adoptar.

Vicepresidentes

Donde Ibarretxe no atenderá de ningún modo los deseos de Aznar es en la solicitada renuncia a la discusión sobre el autogobierno en tanto persista la violencia. El lehendakari, amparado además en la tantas veces solicitada separación entre política y lucha antiterrorista, se negará a hacer depender la evolución del autogobierno vasco de los atentados de ETA. Está convencido de que eso pone en manos de la organización terrorista un poder del que hay que privarla.

Así, Ibarretxe emplazará a Aznar a comprometerse con el desarrollo pleno del Estatuto de Autonomía y precisará ante el presidente del Gobierno su idea de articular cuanto antes una interlocución estable del máximo nivel entre ambos Ejecutivos, con un vicepresidente por cada parte al frente, para tratar de modo intensivo del desarrollo estatutario.

Es la concreción de la propuesta lanzada en su investidura para formar una comisión con este cometido, cuyo trabajo sería evaluado en seis meses. El Gobierno central rechazó inicialmente este planteamiento, pero pese a ello Ibarretxe insistirá hoy ante Aznar en él. 'Esa comisión debe sentar las bases de cómo desarrollar el Estatuto en un plano razonable'.

A Ibarretxe no le ayudará haber dicho ayer en un diario vasco que el Estatuto no es ya un punto de encuentro para los vascos, frase por la que el PP le acusó de querer 'cargarse el Estatuto'.

El lehendakari propondrá también al presidente Aznar la búsqueda de un acuerdo de conviviencia basado en el diálogo entre todos los partidos democráticos. 'Se trata de ver cómo hacemos para vivir desde el punto de vista político, conviviendo con el resto del Estado, porque Euskadi sigue estando a 400 kilómetros de Madrid y tenemos que entendernos', señalaron fuentes cercanas a Ibarretxe, para las que todo depende del 'talante' que hoy muestre Aznar.