Estampas de amor y muerte
La Biblioteca Nacional ofrece una antológica de sus fondos de grabados y estampas en La Pedrera de Barcelona
El amor, en todas sus formas. Místico, filial y, sobre todo, erótico. El amor que engaña para conseguir el objeto de deseo -algo que hizo el mismo Zeus al transformarse en cisne para poseer a Leda, como muestra un grabado del siglo XIX que interpreta una pintura, hoy desaparecida, de Miguel Ángel- y el amor que ciega incluso a las mentes más clarividentes, como en el grabado germánico del siglo XVI en el que el filósofo Aristóteles aparece humillado, sirviendo de montura, bridas incluidas, a la bella Filis, amante de Alejandro el Grande, en una rocambolesca historia de seducción extraída de una leyenda medieval.
El amor, y también la muerte. La de Cristo, que redime, y la humana, tan cruel como la de los Desastres de Goya o tan actual, pese a que Fortuny la dibujó en 1860, del Marroquí ahogado en la playa.
La exposición reúne 101 obras sobre papel datadas entre el siglo XV y finales del XIX
Del amor y la muerte, los dos grandes temas de la existencia humana, es, precisamente, el título de la exposición de grabados y dibujos que ayer se inauguró en La Pedrera, la sala de exposiciones de la Fundación Caixa de Catalunya en Barcelona, en donde puede visitarse, de forma gratuita, hasta el 28 de octubre. Reúne un conjunto de 101 obras sobre papel datadas entre el siglo XV y finales del siglo XIX procedentes de los importantes fondos de la Biblioteca Nacional de Madrid, en donde se presentará la muestra entre febrero y abril de 2002.
La exposición es una antología temática de estos fondos, con un 80% por ciento de obras nunca exhibidas anteriormente, que permite múltiples lecturas en función del interés de cada uno. Está el puro disfrute estético que ofrecen obras firmadas por artistas como Goya, Durero, Hoghart o Rembrandt, los grandes pintores grabadores. También, la evidencia de poder apreciar la evolución técnica de la estampa en el arte occidental de la mano de algunos de sus mejores grabadores, que en su mayoría reinterpretaban las pinturas de otros artistas. O, incluso, la oportunidad de comparar someramente la evolución de un mismo artista, como es el caso de los dos grabados de Rembrandt sobre el descendimiento de Cristo realizados con 21 años de diferencia.
Pero, sin duda, la lectura más agradecida de la exposición es la iconográfica. El catálogo de la misma, bellamente editado, aporta un estudio simbólico de cada pieza, que se acompaña de una completa ficha técnica. 'Lo más recomendable es hacer una primera visita a la exposición; después, comprar y leer el catálogo, y finalmente, volver a visitarla, porque así se disfruta mucho más', afirma José Luis Giménez Frontín, director de la Fundación Caixa Cataluña.
Es así como puede seguirse la evolución de la representación simbólica del amor y la muerte en la cultura occidental desde el neoplatonismo renacentista, repleto de reinterpretaciones de mitos clásicos, hasta el duro realismo del siglo XIX.
'La selección responde al criterio de que fueran obras maestras de gran calidad técnica, que dijeran muchas cosas y que enseñaran', afirma Elena de Santiago, comisaria de la exposición y responsable del servicio de dibujos y grabados de la Biblioteca Nacional, centro que cuenta con una colección de unas 150.000 estampas sueltas, otro medio millón publicadas en libros ilustrados y un fondo de unos 40.000 dibujos originales.
'Empecé seleccionando 5.000 grabados con este tema del amor y la muerte. Después pasé a una segunda selección de 2.000 y otra de 1.000. Cuando conseguí llegar a los 200 grabados pedí ayuda, porque no me atrevía a descartar tantas obras magníficas', reconoce la comisaria.
El centenar de grabados y dibujos del montaje final se han distribuido en tres grandes apartados, que a su vez tienen otras divisiones por afinidades simbólicas. El primero y el último corresponden a la temática del amor y a la de la muerte, que a su vez tienen cierta correspondencia, ya que, por ejemplo, al amor divino de la mitología le corresponde la muerte de Cristo. El segundo apartado enlaza el amor y la muerte y, explica Elena de Santiago, a falta de grabados sobre Romeo y Julieta, se han escogido otras parejas de amantes igualmente desdichadas pero menos conocidas. Es el caso de Dido y Eneas, que aparece a través del grabado La muerte de Dido, un aguafuerte de Pietro y Giovanni Cesare Testa realizado en 1650 en el que la reina de Cartago aparece sobre la pira en la que, según Virgilio, se suicidió en despecho por el abandono del héroe romano.
La exposición, que cuenta también con dos audiovisuales y diversas actividades paralelas, combina la política de la Biblioteca Nacional de ir dando a conocer su extenso patrimonio, que hasta ahora ha realizado con muestras monográficas de artistas, y la voluntad de Caixa de Catalunya de revalorizar y difundir la obra sobre papel.
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