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Reportaje:

'Hippies' de la enseñanza

Trece jóvenes comparten sus sueldos para poner en marcha un centro de educación para menores

Ver como un hippy acaba convirtiéndose en yuppy es algo relativamente corriente. Pero lo contrario lo es mucho menos, sobre todo cuando no va a dedicarse al amor libre, sino a cuidar de chicos difíciles cuyas historias personales erizan la piel.

Vidal Díaz ha sido un yuppy del petróleo, aunque nunca de corazón, y lo va a hacer. Está a punto de abandonar la gran compañía petrolera en la que trabaja para cumplir un viejo sueño que comparte con doce compañeros: abrir un centro en el que responder a las necesidades educativas de chavales cuyos problemas familiares y de integración social les han impedido completar sus estudios correctamente.

Pero lo más admirable, por poco corriente, de su iniciativa es que todos ellos dejarán este verano trabajo, familia, ciudad y lo más importante, cuenta corriente, para intentar poner en práctica lo que muchos predican pero nunca harían: compartir sus ingresos con el objetivo de sacar adelante a unos chavales con los que la vida no se ha portado nada bien. Su nueva vida comienza en agosto en Navarra, en el pequeño pueblo de Cascante.

Su idea es rehabilitar una antigua casa propiedad de la organización italiana Don Orione, una congregación religiosa de gran tradición en la ayuda a los más desfavorecidos, y con la que muchos de los participantes en el proyecto llevan años colaborando. En ella vivirá la mayoría de los miembros de la expedición, pero solo cuatro trabajarán con los chicos como educadores. Los demás buscarán empleos relacionados con labores sociales en los pueblos de la zona y literalmente 'traerán dinero a casa'. Un dinero que luego será repartido escrupulosamente entre los 13.

'Nuestra idea era, además de realizar una labor social con esos chicos, poner en práctica un modelo de vida más justo. No estamos de acuerdo con el sistema actual, en el que el currito trabaja como el jefe pero cobra la mitad', explica Natalia, una logopeda que además de trabajar, y al igual que sus compañeros, colaborará como monitora en los distintos talleres del centro.

La Consejería de Educación de Navarra, muy ilusionada con el proyecto, les ha concedido una subvención con la que pagarán el material necesario para la escolarización de los nueve chicos que por el momento acogerán. Pero esta inyección presupuestaria no es más que el comienzo y siguen buscando recursos. Su propia subsistencia está más que asegurada en esta casa-comuna gracias al sistema de reparto que han ideado.

Los padres lo llevan mal. Los de Vidal y los de Lorena van a vivir la angustia por partida doble: sus hermanos se marchan también. Y es que no es fácil entender como chicos que se han 'colocado' en empresas sólidas y con buenos sueldos lo abandonan todo para empezar de la nada. 'Muchos están asustados porque lo vamos a pasar mal al principio, pero saben que es lo que queremos' asegura Vidal. Lo entiendan o no, sus hijos son una rara excepción de la que deberían estar muy orgullosos.

Fachada del palacio propiedad de la congregación religiosa italiana Don Orione que pretenden rehabilitar.
Fachada del palacio propiedad de la congregación religiosa italiana Don Orione que pretenden rehabilitar.LUIS AZANZA

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