Demolición en Los Jerónimos

La demolición del edificio parroquial de la iglesia de Los Jerónimos ha comenzado esta semana con la excavación del solar que ocupaba un amplio salón de actos multiusos, construido en 1964 y remozado hace cinco años, que se extendía sobre 611 metros cuadrados en una planta baja a lo largo de las fachadas del templo que dan a las calles de Moreto y Casado del Alisal.

Las obras han sido realizadas por la empresa de geotécnica Geocisa. En los próximos días comenzará el derribo del cuerpo del edificio parroquial, de cuatro plantas, antes adosado perpendicularmente al ábside de la iglesia y ahora separado por una crujía recién hecha. 'Esperemos que el templo no venza al derruir la casa parroquial', comenta con recelo Ángel Romero, desde un kiosco de prensa situado frente al viejo edificio. Sobre éste se alzará una construcción nueva, diseñada por el arquitecto Francisco Jurado, con garaje y un nuevo salón.

La demolición coincide con la autorización ayer, por el Consejo de Ministros, de la contratación -por un valor de 8.826 milones de pesetas-, de las obras de ampliación del Museo del Prado, ideada por el arquitecto Rafael Moneo sobre el espacio claustral de Los Jerónimos, proyecto que halló una fuerte oposición vecinal. Pese a ella, el claustro de la iglesia de Los Jerónimos no existe ya. El que fuera remanso renacentista umbrío, único en Madrid, cuajado de castaños de Indias y testigo de casi cuatro siglos de historia, es hoy un paraje desolado. El desmontaje y traslado a Meco de 2.740 sillares, fue iniciado el pasado febrero y concluyó en mayo, pero ha dejado ochenta losas históricas del patio monacal aún sigladas sobre el suelo. Las losas permanecen 'a la espera de su diseño arqueológico, dice Francisco Jurado y 'de un nuevo presupuesto para retirarlas', asegura Manuel Quijano, responsable técnico de la empresa desmontadora, J. Quijano.