El secretario de Estado de Hacienda dimite tras el escándalo de Gescartera

El secretario de Estado de Hacienda, Enrique Giménez-Reyna, presentó anoche la dimisión a su ministro, Cristóbal Montoro. La decisión se produce en medio del escándalo de la agencia de Bolsa Gescartera, de la que es presidenta la hermana del dimitido, Pilar. Esta entidad fue intervenida por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) al descubrir un agujero de 13.000 millones de pesetas y sus responsables han sido imputados por la Audiencia Nacional. Giménez-Reyna fue consejero de Sefisur (Servicios Financieros del Sur), una sociedad sancionada por la CNMV en 1995 por infracción muy grave, según publica hoy Cinco Días.

Enrique Giménez-Reyna adujo ayer "razones familiares" al presentar "su dimisión irrevocable" al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien le ha pedido que continúe en el cargo hasta finales de mes para concluir la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado y el nuevo modelo de financiación autonómica, que está previsto que se presente en el Consejo de Política Fiscal y Financiera del próximo viernes, 27 de julio. En el comunicado hecho público anoche por el departamento, Giménez-Reyna dice que "no ha cometido irregularidad alguna".

Las "razones familiares" a las que alude Giménez-Reyna se refieren a que su hermana, Pilar Giménez-Reyna, es la presidenta de Gescartera Capital, la entidad que ha sido intervenida por la CNMV al no facilitar información suficiente sobre sus estados financieros. Pilar Giménez-Reyna ha sido imputada, al igual que otros responsables de la sociedad, por la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios. Uno de los apoderados, Antonio Rafael Camacho, ha sido encarcelado, mientras el otro, Jose María Ruiz de la Serna, quedó en libertad por su estado de salud con la obligación de acudir todos los días a la Audiencia. Pilar Giménez-Reyna quedó en libertad sin cargos, al igual que los consejeros José Manuel Pichel y Francisco Javier Sierra.

InversionesEn la mañana de ayer, horas antes de presentar su dimisión, el secretario de Estado, que intervino en un curso de verano en la localidad madrileña de San Lorenzo del Escorial, reconoció que había confiado su dinero al cuidado de su hermana y explicó que en 2000 tenía unas 500.000 pesetas en un fondo y otras 900.000 pesetas en otro (en total, 1,4 millones) y que esas inversiones estaban recogidas en su declaración de Altos Cargos. También dijo que había reclamado ese dinero y que no lo había recuperado.En esas declaraciones, sin embargo, aseguró que no tenía previsto presentar la dimisión, porque no había razones para ello, y que tenía plena confianza en su hermana. "Me encuentro muy a gusto con el equipo económico en el que estoy con el ministro de Hacienda y con el de Economía, y sigo dispuesto a seguir trabajando", manifestó.Entrada la tarde, y ante la presión recibida y la inminente salida a la luz de su relación con Sefisur, la empresa sancionada por la CNMV, presentó la dimisión. Y es que Giménez-Reyna se vio involucrado en en una investigación de la CNMV y el Ministerio de Economía entre 1995 y 1996. En aquellos años, era consejero y apoderado de Sefisur, una agencia de valores creada en julio de 1989 en la que actuaba como consejero y apoderado. Sefisur se vio inmersa en una investigación del regulador bursátil y acabó con una sanción por infracción muy grave.

El Ministerio de Economía fijó, el 29 de abril de 1996 y a propuesta de la CNMV, una sanción de cuatro millones de pesetas, el equivalente al 5% de los recursos propios de la sociedad en 1991. Las investigaciones sobre el secretario de Estado de Hacienda no determinaron responsabilidad personal alguna de éste. El expediente abierto a Giménez-Reyna fue sobreseído en vía administrativa.Sefisur, que se había transformado en sociedad anónima en 1996 y se disolvió en 1997, operaba principalmente en Málaga. La CNMV abrió la investigación tras la emisión de una serie de obligaciones hipotecarias por valor de unos 400 millones de pesetas entre 1990 y 1992. La entidad informó a la Comisión de que esa emisión estaba destinada a cubrir con garantías hipotecarias unos préstamos de un grupo de sociedades "interesadas en esta inversión". La operación a la que se refiere era una promoción urbanística que consistía en la edificación de 147.900 metros cuadrados de naves industriales.A pesar de ese compromiso, muchos inversores denunciaron que Sefisur les había propuesto comprar cédulas hipotecarias y aseguraban que se había invertido el dinero depositado en esas obligaciones, sin el conocimiento expreso de los clientes.

La dimisión de Giménez-Reyna ha estado precedida por una serie de informaciones que le relacionaban con el escándalo surgido en Gescartera, sobre todo al descubrirse que había invertido dinero a través de la agencia de Bolsa. El número dos de Hacienda subrayó entonces que no tenía ninguna otra implicación más allá de esas inversiones.

Giménez-Reyna recibió inmediatamente el apoyo de Cristóbal Montoro y del vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, quienes destacaron su labor en el departamento. También le defendió el responsable de Asuntos Económicos del PSOE, Jordi Sevilla. El principal partido de la oposición pidió, a pesar de ello, que Montoro explique en el Congreso la relación de Giménez-Reyna con la agencia de valores y sus responsables.

Dos dimisionesLa dimisión de Giménez-Reyna abre una nueva crisis en el Gobierno y, más en concreto, en el Ministerio de Hacienda, en el que el martes pasado dimitió Pedro Ferreras como presidente de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI). Los dos pertenecen al departamento de Cristóbal Montoro, a quien se le han acumulado los problemas justo a final de curso y cuando su ministerio debe dejar prácticamente cerrada la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado para rematar el proyecto en septiembre, ya que a final de dicho mes los debe aprobar el Gobierno. Montoro, aunque ha pedido a su actual número dos en Hacienda que se mantenga al menos hasta las vacaciones de agosto en su cargo, tendrá que preocuparse de cubrir los dos puestos en un plazo lo más breve posible.El caso de Giménez-Reyna reproduce, salvando las distancias, el del actual ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, por su actuación en la gestión del grupo Ercros y, en conreto, en la venta de la filial petrolera Ertoil. Los dos tienen que ver con actuaciones realizadas cuando estaban en la esfera privada que han salido a la luz pública durante su estancia en cargos de la Administración. Precisamente, se da la circunstancia de que Pedro Ferreras también tuvo relación con el caso Ercros, ya que trabajó, desde su despacho de abogado de Barcelona, para la compañía por encargo de Piqué, que fue quien le trajo al Gobierno cuando era ministro de Industria.