Más de 1.000 familias sufren el parón de las adopciones en Rumania

Las presiones de los organismos europeos y la conciencia de que el abandono de niños es un problema de primera magnitud (unos 100.000 pequeños dependen de los sistemas de protección de la familia y otros muchos viven en la calle) han llevado al Gobierno de Bucarest a paralizar las adopciones hasta acometer la reforma del sistema. El objetivo es aumentar el control estatal en detrimento de las fundaciones (que disponían de papel relevante) y favorecer los prohijamientos por parte de familias locales, explica el primer secretario de la embajada de Rumania en Madrid, Florian Grozea.

Otra meta es alejar los casos de corrupción denunciados por varias instancias. De hecho, el anuncio oficial de la reforma, en junio, se hizo tras la difusión de un proyecto de informe del Parlamento Europeo que criticaba a las autoridades rumanas por los escasos progresos en la solución al problema de los niños abandonados. También acusaba a funcionarios estatales de corrupción en las adopciones internacionales.

Según Grozea, 'la moratoria' en los prohijamientos comenzó el mes pasado y se prolongará durante un año. Sin embargo, en la embajada española en Bucarest, aseguran que el parón se inició de hecho el pasado diciembre. Grozea afirma que el frenazo no debería afectar a las familias que ya han culminado los trámites.

Pero los padres no las tienen todas consigo. Como María José Cabrera: 'Llevamos siete años intentando adoptar. A la vista de que era imposible obtener un niño en España, hace tres años solicitamos adoptar dos pequeños en Rumania. Cuando por fin nos iba a tocar, paralizan todos los procedimientos. ¿Qué hacemos?'.

En la Embajada de España en Bucarest han recibido abundantes quejas como la de María José. 'Hay más de 1.000 familias afectadas por el parón de las adopciones', detallan. Miguel Góngora, presidente de la Asociación de Cooperación (ADECOP, una ONG dedicada a las adopciones internacionales) concreta la cifra en 1.200. De ellas, 760 habían recurrido a los servicios de su entidad. 'Entorno al 60% habrían tenido a los niños este año si no se hubieran detenido los procesos', asegura Góngora.

El frenazo en la entrega de pequeños en Rumania es especialmente relevante para las familias adoptantes españolas: de los 3.062 prohijamientos internacionales registrados en 2000, 583 ocurrieron en ese país de Europa del Este. Según Góngora, este auge se debe al interés por adoptar a un pequeño de un entorno próximo y a que el coste de los trámites (8.900 dólares, cerca de 1,8 millones de pesetas) y los desplazamientos es inferior al de otros países.

Los prohijamientos internacionales por parejas españolas se han triplicado en cuatro años. Superan con creces a las adopciones de niños en España, donde las solicitudes son mucho más numerosas que el número de pequeños susceptibles de adopción. En 1999, último año con datos oficiales comparables, fueron adoptados 2.006 pequeños en el extranjero y 906 en España, según el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.