La demanda de cirugía estética en Andalucía ha crecido más de un 40% en la última década
Los especialistas piden la regulación de las intervenciones tras advertir casos de intrusismo
Suavizar las arrugas, tener unos pechos seductores, orejas más discretas o menos grasas en el abdomen está cada vez más al alcance de cualquier bolsillo. Si a eso se suman los avances científicos que permiten mejores resultados y la presión de los estereotipos culturales que obligan a tener un cuerpo casi perfecto, la consecuencia es un sensible incremento de la demanda.
Al obedecer a cuestiones estéticas, no médicas, estas intervenciones no están cubiertas por la sanidad pública. Pero por sus precios -que van de 200.000 a 600.000 pesetas- han dejado de ser un lujo para muchos bolsillos. No hay datos, sólo estimaciones. De hecho, mientras la sociedad de cirugía cifra el incremento en casi la mitad en la última década, hay profesionales que sostienen que en ese periodo se ha triplicado.
La existencia de clínicas ilegales y de centros donde operan médicos no especialistas dificulta aún más hacer un cálculo sobre la cantidad de operaciones que se realizan.
La sociedad estima que los implantes mamarios y las liposucciones (aspirar la grasa) suponen la mitad de la demanda. Según Miguel Luanco, presidente andaluz de la mencionada organización de médicos, en la comunidad se hace una cirugía más corporal que facial. Es decir, más operaciones de mamas y liposucciones, que correcciones de nariz, párpados o liftings. 'De todos modos, la gran demanda está todavía por venir porque se hace cirugía estética de primera necesidad. La más sofisticada está todavía más atrás y en los próximos años aumentará'.
Hay coincidencia en que las mujeres se operan más que los hombres, en una relación de diez a uno. Pero entre éstos la demanda crece considerablemente. Las primeras se corrigen los pechos, el abdomen y la nariz y los segundos las orejas, el abdomen y las ojeras.
Alfonso Abad, jefe de cirugía plástica del hospital Carlos Haya de Málaga, dice que hay pacientes de todas las edades: jovencitas que se retocan los pechos o la nariz, hombres que rondan los 40 que se corrigen los párpados inferiores, mujeres de mediana edad que se hacen estiramientos faciales, señoras mayores que para más comodidad se reducen las mamas y hasta niños menores de edad que se operan las orejas para no ser motivo de burla de sus compañeros de clase.
72 quejas
'Vivimos en un mundo hedonista y eso repercute en los coches, en las casas y en el cuerpo', reflexiona Abad. En su opinión, hay pacientes que 'van a la ligera' a cualquier centro estético sin informarse de la cualificación de quien opera. Una advertencia que comparte Luanco, quien apunta que a veces por buscar un precio más económico el paciente no repara en los riesgos. El año pasado, en Andalucía, se produjeron 72 denuncias, principalmente por liposucciones, cirugía de mama e intervenciones para tensar el abdomen. En lo que va de año, las quejas tras las intervenciones han aumentado un 30%.
'Hay pisos, incluso no legalizados, donde se opera. El problema del que no es especialista no es sólo que no tiene formación específica, sino que no tiene capacidad de resolver complicaciones', apunta el presidente de la sociedad. Para Abad, la mejor manera de no caer en manos inexpertas es asesorarse en los respectivos colegios médicos antes de tomar una decisión.
El intrusismo es la mayor preocupación de los cirujanos plásticos. 'No por corporativismo, sino por los pacientes', aclara Abad. El problema consiste en que un médico general, en teoría, puede operar. Pero frente a sus seis años de carrera, los cirujanos plásticos cuentan además con otros cinco de especialización. 'Las administraciones deberían ser más duras y regular el sector', insiste el médico del Carlos Haya. Para Luanco, esa ordenación debe venir a través de la Ley de Especialidades.
Ante una reclamación, jueces y compañías de seguros ya están empezando a exigir el título de especialista, pero éstos coinciden en que la regulación permitiría una actuación preventiva y evitaría perjuicios a muchos pacientes que caen en manos de médicos no cualificados.
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