Brasil acusa a Argentina de violar las normas del Mercosur y suspende las negociaciones comerciales

Las fuentes del Ministerio de Economía y de la Secretaría de Comercio del Gobierno argentino coincidían ayer en que 'por ahora, y hasta el regreso del ministro Domingo Cavallo de su gira europea, previsto para este fin de semana, no habrá ningún cambio' en la resolución que rige desde el pasado martes y que elimina las ventajas arancelarias para las importaciones brasileñas de coches y de productos informáticos y telecomunicaciones, entre otros, procedentes de Brasil frente a países de fuera del Mercosur.

La medida provocó la inmediata reacción de Brasil, el principal socio de Argentina en el Mercosur, y puso nuevamente al borde del abismo las relaciones comerciales entre ambos países. Muchos funcionarios brasileños han considerado que la decisión argentina vulnera los pactos firmados en el marco del bloque regional (que también incluye a Paraguay y Uruguay) y que atenta contra sus intereses. No obstante, el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, salió ayer al paso de las declaraciones más críticas surgidas desde su gobierno, para afirmar que 'no ha habido una ruptura de las relaciones con Argentina, y que se dejen de inventar cosas'. Cardoso no negó, sin embargo, que Brasil decidiese suspender las reuniones que estaban previstas para la próxima semana entre representantes de ambos países para continuar las negociaciones sobre el mercado de automóviles, los aranceles comunes y las prácticas desleales.

Malestar reconocido

Cardoso reconoció que la decisión de suspender temporalmente las negociaciones comerciales fue una advertencia al país vecino para que no perjudique a Brasil con medidas unilaterales. 'La reacción brasileña fue una alerta para decirle a Argentina que no puede hacer lo que hizo: resolver los problemas propios con medidas que crean problemas a terceros', afirmó el mandatario brasileño. Pese a manifestar el malestar brasileño, Cardoso dijo que Brasil está dispuesto a ayudar a Argentina a superar su crisis económica. Desde varios sectores del Gobierno brasileño se reclamó la revisión urgente de las normas que regulan el comercio intrarregional. En 2000, según Brasilia, Argentina logró un excedente de 611 millones de dólares (122.200 millones de pesetas) en su relación comercial con Brasil, y de 500 millones de dólares en lo que va de año.

Los funcionarios argentinos sostienen que la resolución no perjudica a los intereses brasileños, puesto que el 60% de los bienes de informática y telecomunicaciones no se produce en la región y porque la medida no eleva por norma el arancel externo común sino que éste aumenta debido a la introducción del euro junto al dólar en la cesta de referencia para el peso que utiliza el sector exterior. La introducción de un nuevo tipo de cambio para los exportadores argentinos, hace menos de un mes, provocó una devaluación inmediata del peso frente al dólar de en torno al 8%. Las medidas adoptadas por el ministro de economía argentino, Domingo Cavallo, buscan que el peso se deprecie en torno a un 20% para favorecer las exportaciones.

El aumento de la tensión en las relaciones comerciales con Brasil fue para Argentina la guinda de una de las semanas más dramáticas de la crisis que atraviesa desde hace casi cuatro años. En medio de fuertes rumores sobre una posible renuncia del presidente Fernando de la Rúa, el nerviosismo de los inversores extranjeros se agudizó y se hizo sentir en los mercados financieros bonaerenses. El banco de inversión Merrill Lynch llegó a recomendar a sus clientes vender los bonos de la deuda pública argentina porque 'han aumentado los riesgos de que la crisis entre en una espiral'.