Estados Unidos endurece las normas
El Gobierno estadounidense recomendó el pasado jueves que no se admita como donantes de sangre a las personas que hayan vivido al menos tres meses en el Reino Unido entre 1980 y 1996, ni tampoco a quienes residieran un mínimo de cinco años en cualquier país europeo desde 1980.
La medida -que entrará en vigor con la mayor rapidez posible, aunque los expertos consideran que el plazo será entre seis meses y un año- intenta impedir contagios de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, versión humana de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), o mal de las vacas locas.
Los consejeros de la Food and Drug Administration (FDA), organismo federal coordinador en temas sanitarios, ya habían recomendado, en enero pasado, que Estados Unidos ampliara su vigente prohibición sobre donaciones de personas que hubieran residido seis meses en el Reino Unido durante la crisis de las vacas locas y a residentes durante 10 años en Francia, Portugal o Irlanda.
No hay evidencia científica de que ninguna persona haya contraído Creutzfeldt-Jakob a través de una transfusión de sangre.
Las reacciones contrarias a los consejos de la FDA no se han hecho esperar. Incluso dentro del organismo federal se han producido críticas. La ex cirujana general -máxima autoridad sanitaria federal- Antonia Novello, hoy comisaria de Sanidad del Estado de Maryland, advirtió a los miembros de la FDA que, si se amplía la prohibición, unos 200 pacientes por día y unos 75.000 por año podrían encontrarse sin las necesarias transfusiones. 'No quiero matar gente, y con nuestras recomendaciones podría ocurrir', dijo en el debate interno Kenrad Nilson, de la Universidad Johns Hopkins. Y varios médicos de Nueva York, según la emisora británica BBC, han alertado de que pueden producirse graves carencias de plasma y que algunos hospitales podrían verse obligados a cerrar.
Según las recomendaciones de la FDA, el personal militar estadounidense que haya prestado servicio en alguna base en Europa durante seis meses o más desde 1980 a 1996 se verá descalificado como donante. Y cualquiera que recibiese una transfusión en el Reino Unido desde 1980 no debería, a su vez, donar.
Los miembros de la FDA han calculado que, si las medidas recomendadas se ponen en práctica, se producirá una pérdida de entre un 4% y un 5% de donantes, por lo que piden al Gobierno y a la industria una campaña nacional de captación de nuevos donantes.
En cualquier caso, las recomendaciones son menos estrictas que las que la Cruz Roja estadounidense prevé poner en vigor a partir del próximo septiembre, y que prohibiría como donantes a quienes, desde 1980, hayan vivido un mínimo de tres meses en el Reino Unido o al menos seis meses en un país europeo.
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