La experiencia de enseñanza bilingüe en Primaria se implantará el próximo curso en toda Andalucía
Colegios de Sevilla, Málaga, Cádiz, Córdoba y Granada imparten ya asignaturas en francés
Cuando Ángel, Victoria, Theo o Leticia, de 9 años de edad, terminen sus estudios en la ESO podrán estudiar indistintamente en una universidad española o francesa. Es el principal rédito que obtendrán, pero no la única ventaja que el proyecto de enseñanza bilingüe les proporcionará en el futuro. 'Los niños ya se consideran unos privilegiados', explica América Pérez, Meri para los alumnos, quien coordina, como profesora tutora, los dos cursos de 25 estudiantes de tercero de Primaria del colegio Reyes Católicos de Cádiz que participan en este proyecto, que nació hace tres años tras el acuerdo suscrito entre la Junta de Andalucía y el consulado francés en la comunidad.
Con todo, este experimento académico se basa sobre todo en la práctica oral. Si el éxito de este proyecto se midiera por la implicación de los chavales, la profesora-tutora no tendría ninguna duda. 'La motivación de los niños es excelente', explica Meri, quien se reúne también periódicamente con los padres de los estudiantes. Al igual que sus hijos, reciben clases de sensibilización sobre las normas lingüísticas básicas de este idioma, de las costumbres y normas cívicas del país vecino.
'El objetivo es que haya una coordinación entre lo que los niños aprenden en el colegio y lo que le dice luego la familia en casa', detalla Meri Pérez, quien se sorprende por la alta asistencia de los padres a estas clases. Estos mismos niños recibirán luego un seguimiento de esta enseñanza en el instituto Drago de la capital gaditana. Pero antes llevarán sus conocimientos a la mejor de las prácticas: cuando terminen quinto de ESO viajarán a París. Allí compartirán una semana con niños franceses de su misma edad (11 años) en el centro de animación París-Lecture. La financiación de este proyecto tiene también su aportación novedosa.
Programa europeo
Un programa europeo sufragará parte de los gastos, pero el resto lo completarán los propios estudiantes con una paga semanal de 500 pesetas que deben depositar en la Caisse d'épargne. En la caja de ahorros, creada por los propios chavales, ingresarán 24.000 pesetas cada uno de los dos años que les restan para vivir esta experiencia. 'Es un plan de ahorro progresivo que implica aún más al estudiante', defiende Meri. Para esta profesora, gaditana de 26 años, con estudios en la universidades de Montreal (Canadá) y de la Sorbona de París, estamos ante un programa educativo de 'incalculable valor'.
Prueba de ello, son los elevados resultados académicos de los chicos en asignaturas sin demasiado buen cartel entre los estudiantes. Y encuentra un argumento que deshace la teoría de que el inglés es el único idioma útil. 'Soy consciente de la importancia del inglés, pero esa tercera lengua es la que marcará la diferencia', sostiene.
En parecidos términos se pronuncia Magali Renaud, profesora francesa de español que completa sus estudios en Cádiz y que, al igual que estudiantes belgas, dialogan con los niños. 'Es muy positivo porque van a llegar al instituto con un segundo idioma debido a la rapidez con la que aprenden a estas edades', explica. La asimilación del idioma como propio es lo que más ha sorprendido a profesores y tutores.
'Una vez un padre me dijo que su niño aseguraba que las clases de Conocimiento del Medio se daban en español. Yo le aseguré que no, que se impartían en francés. Al día siguiente le pregunté al chico si la asignatura no había sido en francés y él me respondió que no', relata Meri, quien muestra esta anécdota como un perfecto ejemplo de que los niños terminan por asumir las dos lenguas como propias. 'Ese es el espíritu de la experiencia bilingüe que creo que estamos alcanzando', afirma.
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