Perú y Venezuela congelan sus relaciones diplomáticas por las discrepancias sobre la captura de Montesinos
La temida crisis diplomática entre Perú y Venezuela se consumó ayer abruptamente. La noche del jueves, el presidente Hugo Chávez retiró a su embajador en Lima en protesta por la actuación de la policía peruana en territorio venezolano durante las investigaciones que condujeron a la captura de Vladimiro Montesinos. El Gobierno peruano respondió ayer retirando al suyo de Caracas. Las relaciones bilaterales quedaron congeladas hasta la investidura presidencial de Alejandro Toledo, el próximo 28 de julio.
'Respeto y respaldo todas las decisiones del Gobierno de Valentín Paniagua', declaró Toledo desde Madrid. 'Espero que la situación se normalice'. El jefe del Ejecutivo venezolano admitió haber ordenado la detención del ministro de Interior peruano, Ketín Vidal, durante uno de sus viajes a Caracas para coordinar el seguimiento del ex asesor de seguridad de Alberto Fujimori. 'No responderemos a provocaciones con provocaciones', manifestó el primer ministro peruano, Javier Pérez de Cuéllar. Su país, subrayó ayer, ha sido objeto de 'una verdadera agresión verbal. Estamos respondiendo inmediatamente con el retiro de nuestro embajador'.
Chávez había llamado mentiroso al ministro de Interior, le acusó de fabricar pruebas, de violar la soberanía nacional dirigiendo operaciones policiales en suelo extranjero, y de prestarse al juego de quienes quieren derrocarle. El arresto del general retirado, que finalmente no se produjo, hubiera causado un escándalo mayúsculo, cuya superación complicaría las primeras gestiones del próximo Gobierno de Perú. 'Ningún cuerpo policial puede venir a montar una operación a espaldas del Gobierno venezolano', declaró Chávez durante una comparecencia por televisión de cerca de dos horas, seguida en directo desde Perú. 'Lo que hizo la policía peruana en Venezuela es una acción monstruosa', agregó. Las imputaciones contra su Gobierno, en el sentido de que protegió al prófugo detenido el pasado día 23 en Caracas, forman parte, dijo, de una 'conspiración internacional' para tumbarle. Las diferencias sobre las investigaciones que llevaron a la captura de Montesinos causaron la ruptura. Perú atribuyó la detención a una operación conjunta con el FBI, en tanto que Venezuela reclama el mérito.
El jefe de Estado bolivariano rechazó complicidades oficiales en la protección del delincuente que en noviembre de 1992 facilitó el asilo de 93 militares golpistas leales al teniente coronel Hugo Chávez, encarcelado entonces por haber dirigido el frustrado cuartelazo de febrero de 1992 contra el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez. El ministro peruano informó el miércoles, en conferencia de prensa de dos horas y media, de que los guardaespaldas decidieron entregar a Montesinos en la Embajada peruana a cambio de los cinco millones de dólares de recompensa, pero fueron interceptados (por la Dirección de Información Militar de Venezuela) durante el trayecto hacia la legación. 'Cuando era trasladado del punto A al punto B, Montesinos llegó al punto CH, de Chávez', ironizó al gobernante. La verdad sobre la captura dista de ser un hecho ya que los dos países dosifican los datos o los maquillan a conveniencia, según se desprende del rifirrafe. Algunos periódicos limeños fueron muy duros con el presidente de Venezuela, singularmente gestual durante la comparecencia de la crisis, y no concedieron crédito a sus explicaciones, según las cuales la infiltración de uno de sus agentes en el entorno que protegió a Vladimiro Montesinos posibilitó la interceptación de la noche del día 23, y su apresamiento. '¡Payaso!', tituló en portada La República.
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