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Trimble pide sanciones contra el Sinn Fein si el IRA incumple su compromiso de desarme

El ministro principal del autogobierno de Belfast ratifica su intención de dimitir el 1 de julio

Trimble negó que su salida del Ejecutivo autónomo lleve al colapso de las instituciones autonómicas y pidió el apoyo del primer ministro británico y del viceministro principal de Irlanda del Norte, el nacionalista Seamus Mallon, en su estrategia de choque contra el movimiento repúblicano. 'Estamos preparados para cargar una parte considerable del peso, pero no podemos hacerlo en solitario', dijo a los 860 miembros del Consejo Unionista.

Durante el referéndum del Acuerdo de Viernes Santo, en mayo de 1998, Blair prometió a la comunidad unionista que el desarme del IRA se efectuaría en un plazo máximo de dos años. Fue una promesa pública que excedía la letra del acuerdo, en tanto que la responsabilidad de lograr el desarme de los grupos paramilitares se deposita en todos los partidos firmantes. Mallon, por su parte, señaló en un congreso de su partido, el SDLP, de filo nacionalista moderado, que 'cumpliremos rigurosamente los términos del acuerdo y retiraremos de sus cargos oficiales a aquellos que lo deshonren descaradamente'.

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En las últimas semanas, no sólo el Gobierno británico, sino también su socio irlandés y los nacionalistas del Ulster dan signos visibles de estar perdiendo la paciencia con el Sinn Fein. Ambos presionan al dirigente republicano Gerry Adams para que abandone difinitivamente la doble estrategia de 'urnas y armas'. Incluso John Hume, arquitecto del proceso de paz a raíz de la apertura del diálogo con Adams en plena campaña terrorista del IRA, acusó días atrás al Sinn Fein de retrasar el proceso con la negativa a poner en marcha la inutilización de las armas de una forma segura y verificable. Trimble necesita el apoyo del SDLP para imponer las sanciones contra el Sinn Fein que se contemplan en el acuerdo. Esto llevaría a la salida forzada de los dos ministros republicanos mientras el IRA preserve su armamento. Los principales partidos, con la excepción del Unionista Democrático, que se opone al Acuerdo de Viernes Santo, regresan mañana a la mesa de negociación en un ambiente de pesimismo. La tensión intercomunitaria, el regreso del Ejército británico a las calles de Belfast y otros enclaves norirlandeses, el refuerzo de tropas ante las inminentes marchas orangistas, son signos del polvorín que puede explotar en la conflictiva provincia.

Dos miembros de las Fuerzas de Seguridad británicas vigilan ayer la zona de Ardoyne (Belfast).
Dos miembros de las Fuerzas de Seguridad británicas vigilan ayer la zona de Ardoyne (Belfast).AP
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