Un cartel de bailaores en el que reina la exótica letra ka

El cartel encabezado por la bailaora japonesa Miko Kato se completa con una serie de nombres que impregnan el flamenco de exotismo oriental y lo llenan de kas. Así, la acompaña en Leganés el bailaor Haruhiko Okuhama, Jaru, también becado por el Ministerio de Cultura japonés para ampliar en Madrid sus estudios de baile flamenco. Entró en contacto con el flamenco en la Universidad de Arte de Tokio. Es significativo que sean muchas las universidades, instituciones y organismos oficiales que en Japón prestan atención y apoyo a nuestro arte flamenco, seguramente más que en España.

El cante jondo japonés lo escucharemos a Takamitsu Ishizuka, Taka, quien cursó la carrera de canto en la Universidad de Música de Shobi y en 1996 cumplió otro curso de diplomatura de cante en el Conservatorio Shobi de Tokio. Entre los años 1998 y 2000 completó su formación flamenca en Madrid y Jerez de la Frontera. En este capítulo estaba prevista también para Leganés la actuación de una cantaora japonesa, pero finalmente no estará, por lo que ocupará su lugar, como artista invitado, el cantaor gitano madrileño Joaquín Escudero.

Y guitarrista japonés, por supuesto. Se llama Kazuyoshi Yagi y tiene ya una amplia experiencia, pues toca la guitarra desde los 12 años en diversos géneros, hasta que le entusiasmó el sonido flamenco y se dedicó a él. Además, Asako Tani, bailaora de 28 años, empezó en la Universidad de Chiba su afición con el flamenco y lleva año y medio completando su formación en Amor de Dios con una beca del Gobierno japonés.

Vamos, pues, a tener ocasión de asistir a una rara experiencia: la de conocer el flamenco que bailan, cantan y tocan artistas profesionales japoneses. Será en Leganés, en las dos fechas señaladas, a las ocho de la tarde. Además será libre el acceso a los recintos, mediante invitaciones que se pueden recoger en el centro Amor de Dios o a la entrada de los locales hasta cubrir los respectivos aforos.