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GIRA DE BUSH

Irritación de Putin por la extensión de la Alianza Atlántica hasta sus fronteras

El presidente ruso revela que la Unión Soviética pidió su ingreso en la OTAN en 1954

Vladímir Putin iba ya preparado para cuando le preguntasen en la rueda de prensa conjunta con George Bush por su opinión sobre los planes de expansión de la OTAN hasta la frontera misma de Rusia. Echó mano de un fajo de papeles, afirmó que habían estado clasificados hasta hace poco como secreto y reveló su contenido: una petición que la URSS hizo en 1954 para entrar en la Alianza, a cambio de que Occidente abandonase sus planes de crear la Comunidad Europea de Defensa. La respuesta fue un 'no rotundo'. 'No hay necesidad de señalar la naturaleza completamente irrealista de tal propuesta', contestó la OTAN hace 47 años. El objetivo del presidente ruso era probablemente dejar en su justo lugar la retórica de Bush cuando habló -el jueves en Gotemburgo, el viernes en Varsovia- de que Rusia no es un enemigo y de que Europa (la UE y la OTAN en realidad) deben abrirse a todos los países 'del Báltico al mar Negro'. Mirando el mapa, eso incluiría no sólo a los satélites de la antigua URSS, sino a varios pertenecientes hasta hace 10 años al mismísimo Estado soviético.

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Aunque el liderazgo ruso se hartó de decir durante años que la línea roja de la ampliación de la Alianza, que le haría reaccionar con dureza si se cruzase, pasa por los países bálticos (Estonia, Lituania y Letonia), da la impresión de que Putin se ha resignado a aceptar lo inevitable. Pero el ingreso de Ucrania (tierra eslava en la que se forjó el Estado ruso) sería ya harina de otro costal, casi un puñetazo en el estómago difícil de encajar para el líder del Kremlin, que todavía sueña con incorporar a este país a la difusa unión de Rusia y Bielorrusia.

Uno de los países que hacen antesala para entrar en la OTAN a las primeras de cambio es Eslovenia, el país anfitrión de la cumbre, que ve en ello el paso definitivo para romper con su pasado de república yugoslava y convertirse en un Estado centroeuropeo. Las autoridades de Liubliana se han esforzado al máximo para que la reunión marchase como la seda, a costa de un fuerte despliegue de seguridad que limitó al máximo las manifestaciones de protesta y las alejó del castillo de Brdo. No hubo en la capital nada parecido a la batalla campal de Gotemburgo, pero sí, entre otras acciones de protesta, un asalto de miembros de Greenpeace a la embajada norteamericana, cuya verja saltaron dos de ellos mientras algunos más se encadenaban a ella, Más de 20 fueron detenidos, todos extranjeros, incluido un español, según el Ministerio del Interior.

Una manifestante eslovena intenta impedir el paso de un carro blindado frente a la Embajada rusa, ayer en Liubliana.
Una manifestante eslovena intenta impedir el paso de un carro blindado frente a la Embajada rusa, ayer en Liubliana.AP
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