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Reportaje:

La 'madrina' de la Camorra

La policía italiana detiene a Maria Licciardi, una mujer que había llegado a la cumbre de la Mafia napolitana

Maria Licciardi, jefa del clan Alleanza de Secondigliano, una barriada periférica de Nápoles, fugitiva de la justicia italiana desde hacía dos años y uno de los 30 personajes más buscados de la Mafia local, fue detenida el jueves por la policía en el mismo barrio donde ha residido toda su vida. Maria, de 50 años, conocida con el sobrenombre de La Piccolina por su pequeña estatura, había ascendido en el organigrama de la familia camorrista hasta el nivel más alto tras la muerte en la cárcel de su hermano, Gennaro 'a Scigna, uno de los jefes históricos de la Camorra napolitana. Licciardi, enérgica y determinada a la hora de ordenar asesinatos y acciones de castigo, tomó las riendas del clan tras el arresto de sus otros dos hermanos, Pietro y Vincenzo, y de su marido, Antonio Teghemié.

Considerada por la policía italiana como un verdadero padrino, o mejor dicho, madrina mafiosa, la Licciardi fue detenida el jueves por la tarde cuando viajaba en un coche con una pareja que también fue arrestada en la zona de Melito, dentro de los límites territoriales del barrio de Masseria Cardone, de donde, según los investigadores, apenas se ha movido en los dos últimos años. Los únicos desplazamientos de la jefa camorrista han sido al extranjero, donde el clan de Secondigliano tiene considerables intereses económicos.

El comisario de policía de Nápoles, Nicola Izzo, explicó ayer que la detención de Maria Licciardi representa un golpe definitivo para el clan familiar del mismo nombre. 'Puede decirse que ha sido decapitado', precisó Izzo, quien no considera extraño el hecho de que la jefa mafiosa llevara dos años escondida en un espacio de unos pocos kilómetros cuadrados.

El complejo entramado de calles y callejuelas y la protección de que gozaba en la zona han permitido a María La Piccolina vivir a cubierto durante los últimos años. Pero el domicilio secreto se había quemado y la jefa camorrista se disponía a instalarse en un nuevo escondite cuando la policía, que vigilaba la zona, la identificó como una de las pasajeras del coche que atravesaba Melito.

La presencia de mujeres al frente de los clanes mafiosos sicilianos y napolitanos ha dejado de ser una novedad, aunque todavía sea poco frecuente. Mientras en el Parlamento italiano no deja de descender el porcentaje de mujeres -en la recién inaugurada legislatura ocupan apenas el 9% de los escaños-, la Mafia se muestra menos reacia a renunciar a los principios machistas cuando las circunstancias lo exigen.

El año pasado fueron detenidas otras dos mujeres, Erminia Giuliano, de 45 años, en octubre, y Teresa de Luca Bossa, de 51 años, en agosto, ambas jefas de distintos clanes de la Camorra napolitana que habían heredado el poder a raíz de sucesivas detenciones en la escala de poder familiar.

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