Un estudio identifica siete condiciones personales que permiten predecir una larga y saludable vida

Para añadir años a la vida y vida a los años, Sigmund Freud se sometió a una vasectomía. Esta absurda terapia rejuvenecedora fue seguida por mucha gente, entre ellos un centenar de profesores de universidad en la Viena de la década de 1920, que asumieron como verdad científica la creencia popular de que la pérdida de esperma provoca debilidad y envejecimiento. Casi 80 años después, la doctrina psicoanalítica está en crisis y la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), la sociedad científica que ahora sienta cátedra en todo el mundo con su DSM-IV sobre lo que es y lo que no es enfermedad mental, respalda un estudio que sugiere cuáles son las claves personales de una larga y saludable vida.

Alcanzar la vejez en buenas condiciones no depende sólo de los genes sino que es, en buena medida, una cuestión de elección personal, vienen a decir los psiquiatras de la Universidad de Harvard que publican el estudio en el American Journal of Psychiatry, la revista que hace de buque insignia de la APA. La investigación fue iniciada, por otros, en 1940 y ha conseguido demostrar que el mejor o peor envejecimiento a partir de los 70 años puede predecirse mediante algunas variables medidas antes de los 50 años.

El consumo moderado de alcohol, la abstinencia de tabaco, la estabilidad de pareja, el ejercicio físico, mantener un peso adecuado, tener una actitud positiva ante los problemas y alcanzar un buen nivel de estudios son los siete factores que predicen un envejecimiento saludable, de acuerdo con esta investigación. Y todos ellos, hasta cierto punto, entran dentro del control personal. Si estas variables optativas están controladas, se indica en los resultados del estudio, la única amenaza importante para tener una buena vejez es el sufrir una depresión, pero esto escapa ya del control personal.

Aunque los resultados y conclusiones del estudio, titulado Envejecimiento exitoso, pueden parecer de sentido común, están avalados por los datos de seguimiento de 237 adolescentes de Harvard y otros 332 no universitarios que fueron sometidos a exámenes de salud física cada cinco años y de salud mental cada dos, y así durante 60 años o hasta su muerte. Aparte de su larga duración, la otra gran singularidad del estudio y lo que le concede valor, según los autores, es que empieza en la adolescencia y no a los 50 o 60 años, como los publicados hasta ahora, que ignoran la muerte prematura y otras variables.

El nivel de salud general de los universitarios de Harvard a los 75 años se correspondía con el de los no universitarios a los 65 años, aunque de entre éstos los que luego estudiaron una carrera alcanzaron un nivel de salud similar a los de Harvard. Según los investigadores, es la formación y no el prestigio social o el dinero lo que marca la diferencia. Al revisar otros estudios, los autores encuentran que el nivel de educación y los vínculos familares extensos son los dos principales predictores de un envejecimiento saludable.

La conclusión del trabajo es tan rotunda como reveladora de los tiempos actuales: 'Uno puede tener un mayor control personal sobre su propia salud biopsicosocial tras la jubilación del que se creía hasta ahora'.