El depósito de seguridad para el lindane de Barakaldo suma ocho capas de drenaje y tierras

El primero de los depósitos de seguridad puestos en marcha por Medio Ambiente para resolver el problema de las tierras con lindane fue el de Loiu, junto a la pista principal del aeropuerto, que desde el año 1998 alberga un total de 113.000 metros cúbicos de suelos contaminados. La segunda de las tres principales infraestructuras es la planta de HCH -denominación química de los residuos de lindane- puro, que desde hace casi dos años trabaja, mediante un tratamiento químico, en la eliminación de las 5.000 toneladas sin mezclar que se depositaron en Barakaldo, en una de las dos industrias fabricantes del pesticida.

El depósito del Argalario es la principal actuación en esta materia del Departamento de Medio Ambiente, que dirige en funciones Patxi Ormazabal. Iniciado en el mes de noviembre de 1999, hoy entra en la que será su fase más decisiva: el traslado de las tierras contaminadas. Hasta ahora, se han acometido la multitud de obras preliminares, como la construcción de accesos, el encauzamiento de un arroyo que atraviesa la zona, la recuperación del vertedero de basuras situado justo al lado de las instalaciones y la habilitación de la celda en sí.

Planta de lixiviados

El denominado vaso del depósito de seguridad tiene dos sellados: el inferior, sobre el que estarán las tierras contaminadas, y cuya misión es impedir la salida al exterior de materiales contaminantes. Con cuatro capas diferentes, tiene tres sistemas de drenaje. El sellado superior, colocado sobre los suelos tóxicos, ofrece otras cuatro capas de protección.

El depósito cuenta unos metros más abajo con una planta depuradora de lixiviados (las materisas arrastradas por las aguas que se filtran, que están por tanto contaminadas) para su tratamiento, aunque según transcurra el tiempo irán desapareciendo, dada la existencia del sellado inferior que impedirá así la existencia de más filtraciones.

Entre ocho y diez meses

El traslado de las tierras contaminadas requerirá cerca de 30.000 tránsitos en camiones herméticamente cerrados durante un periodo que oscilará entre los ocho y diez meses, según los cálculos del Departamento de Medio Ambiente, que ha anunciado medidas estrictas de seguridad para impedir posibles episodios contaminantes: la descarga de las tierras con un sistema de humidificación para evitar polvo, la paralización de los trabajos cuando haya vientos con velocidad superior a los 40 kilómetros por hora o el control del traslado por tres empresas diferentes. A ello se añadirán dos planes de control de calidad y de emergencia.

Una de las características singulares del proyecto es que dispone de unas galerías subterráneas por las que se puede atravesar por debajo de la celda y cuya función es la extracción activa de los gases que emanan de vertedero de basuras, situado justo encima del depósito.

El Gobierno vasco espera haber concluido para el próximo mes de febrero la fase de traslado de los suelos tóxicos hasta el depósito y acometer a partir de ese momento la última fase del proceso, que consiste en el sellado y la revegetación, que concluiría en junio del próximo año.