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Columna
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Asalto a la Universidad

El anteproyecto de Ley Orgánica de Universidades (LOU) ha merecido el rechazo frontal de la práctica totalidad del estamento universitario. 50 universidades públicas y 11 privadas han mostrado su oposición. Una de las instituciones pioneras en hacer patente ese rechazo ha sido la Universidad de Valencia. Según el texto aprobado por la junta de gobierno, el anteproyecto preparado por la ministra del ramo, Pilar del Castillo, es 'excesivamente reglamentista, no aporta soluciones a los problemas actuales de la universidad española' y demuestra, por parte del gobierno, una visible desconfianza hacia la universidad pública y atenta al principio constitucional de autonomía universitaria. El anteproyecto ha producido un rechazo tan general que, como ha declarado el rector Pedro Ruiz, 'no se puede mantener un documento que ha provocado un rechazo tan unánime de la comunidad universitaria'. La reforma que propone el Gobierno que preside Aznar, 'fomenta la intromisión del poder político en la gestión académica de las universidades y reduce, cuando no anula, la representación de una parte de la comunidad universitaria en los órganos de gobierno propuestos, lo que supone un paso atrás en la democratización de la universidad'.

El pasado miércoles, miles de profesores, alumnos y administrativos de la Universidad de Valencia recorrieron las calles de la ciudad manifestándose en contra del anteproyecto del Gobierno y En defensa de la autonomía universitaria. Parece ser que es la primera manifestación multitudinaria por parte de una universidad en todo el Estado. No hay por qué extrañarse. 'El gat escaldat de l'aigua calenta fuig'. Y es que esa intromisión del poder político en la universidad que el anteproyecto contempla con carácter general resulta que aquí, en Valencia, para nuestra Universidad es de sobra conocida y sufrida. Esta es una de las obsesiones que tiene el gran amigo de Julio Iglesias y presidente, a su vez, de la Generalitat, Zaplana. Además de financiarle al ex portero del Real Madrid, y hoy famoso gorrión de la copla latinoamericana, sus galas internacionales mediante sustanciosas cantidades con cargo al erario público de los valencianos -libre de impuestos, ¡naturalmente!- Zaplana viene queriendo, también, poner sus pecadoras manos en la Universidad de Valencia para someterla a su control político. No es extraño, por tanto, que un rector castellano-manchego, si no me equivoco, llegase a afirmar que lo que el Gobierno aznarista pretende con ese anteproyecto de ley Orgánica de Universidades no es otra cosa que zaplanear la universidad.

Y es que a la derecha española más reaccionaria, intervencionista y antidemocrática que representa el gobierno de Aznar tiene en Valencia un ejemplo paradigmático en el presidente Zaplana. Quien, por cierto, presume de 'liberal'. ¡Qué le vamos a hacer! Lo cierto es que, se postulen como 'liberales' o 'demócratas', quieren controlarlo y apropiarse de todo: sea la universidad, los medios de comunicación, la victoria de un equipo de fútbol o las fiestas locales de cualquier ciudad o pueblo. Y encima, cuando pierden unas elecciones, quieren decirle al ganador qué es lo que tiene o no tiene que hacer. Y es que a esta derecha española, los aires de libertad la constipan. Sobre todo si son aires de la universidad. Y no hacen sino querer cerrar las ventanas para no coger catarros. ¡Son tan débiles sus cuerpos!

fburguera@inves.es

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