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LOS VALORES DE LOS VALENCIANOS

Los valencianos son más tolerantes y tienen menos interés por la política

La sociedad valenciana es hoy más solidaria con la imigración, un poco más tolerante respecto a la aceptación de la eutanasia y también en relación con formas alternativas de unión, ajenas a la concepción clásica de familia, que en 1995. La aspiración a la continuidad del crecimiento económico sigue imponiendo su hegemonía, aunque aumenta considerablemente la valoración de que en el futuro se dé menos importancia al trabajo y se busque la autosatisfacción personal en el tiempo libre, pese a los titubeos y contradicciones propias que surgen cuando se trata de conciliar la autonomía personal con la solidaridad social, según se desprende del estudio Posmodernidad y autonomía. Los valores de los valencianos 2000 realizado por Antonio Ariño y Manuel García Ferrando entre finales de mayo y las primeras semanas de julio del año pasado a partir de 1.505 personas encuestadas y utilizando como cuestionario la versión adaptada al caso valenciano del preparado por Inglehart para la Encuesta Mundial de Valores 2000, que da un margen de confianza del 95,5%.

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Pese al avance de los valores 'posmaterialistas', los autores creen que en muchos aspectos 'todavía queda mucho camino por recorrer' a la sociedad valenciana en términos de modernidad y pluralidad. Así, mientras en cinco años 'ha crecido la aceptación de los inmigrantes', la población valenciana 'aún está lejos de asumir los desafíos de una sociedad crecientemente multicultural', puntualizan los autores, con un dato significativo en la mano: el 65% de la población todavía sigue considerando que cuando el trabajo escasea debería de contratarse antes a españoles que a inimigrantes. El porcentaje pese a ser elevado, representa un descenso de 10 puntos respecto al 75% de la población que hace cinco años lo afirmaba. La aceptación de la integración racial experimenta, en sintonía, un avance de 5 puntos al caer del 21% al 16% actual el porcentaje de población que no desearía tener por vecinos a musulmanes y árabes.

Al analizar la importancia de las diversas dimensiones vitales para el individuo, el valenciano se muestra más claro que hace cinco años respecto a la necesidad de que 'para construir unas buenas relaciones humanas deben expresarse claramente las preferencias personales', tesis que impera en el 33% de la sociedad, frente al 27% que lo hacía en 1995. Esto resulta coherente con una mayor tolerancia y una lenta aceptación de temas tradicionalmente tabúes -en una sociedad como la valenciana que se confiesa católica en un 77%- como son la eutanasia (que en una escala de uno a 10 pasa de ser aceptada con el 5,5 al 5,8) o la homosexualidad (que alcanza una media de 7,2 frente al 6,3 de 1995).

Donde más cambios y mayor apertura se registra es, quizá, en la concepción de la familia. En la actualidad, un 27% (frente al 20% de hace cinco años) considera que 'el matrimonio es una institución pasada de moda'. Este crecimiento se acompaña con la consideración de que una mujer trabajadora puede tener una relación tan cálida y segura con sus hijos como una que no, que asume un 73% en el 2000 frente al 58% de cinco años atrás. Inculcar 'el valor de la independencia en familia' es hoy por hoy un sentimiento compartido por el 46% de la población valenciana, frente al 30% que lo creía oportuno en 1995.

La permisividad, el respeto por el otro, la pérdida de la importancia del matrimonio como convención legal y social y la transmisión de valores de autonomía a los hijos se traduce en que los valortes heterónomos de obediencia sacrifio y fe van teniendo carácter residual, puntualizan los autores. De esta forma, al analizar la dimensión económica de la existencia, se constata un descenso importante de la importancia del trabajo como eje central de la vida, con un 51% de encuestados que 'desea un trabajo con un buen horario', un 40% que empieza a considerar 'muy importante el tiempo libre' y un 49% que, en caso de buscar trabajo, estima prioritaria 'la realización personal.

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