Récord de ventas y de asistentes en la Bienal de Río

Se superaron todas las expectativas de público, venta de libros y afluencia a los actos culturales en la X edición de la Bienal del Libro de Río de Janeiro, la más importante y viva del país, que se clausuró el domingo. A pesar de la incomodidad del lugar (estaba situado en Río Centro, a 40 kilómetros de la ciudad) y de haber durado dos días menos que las anteriores, y haber tenido que limitar el número de escuelas y colegios que deseaban visitarla, esta bienal recibió 560.000 personas -un 31% de aumento diario respecto a la de 1999, que ya había sido considerada como un éxito- y tuvo una facturación de 2.000 millones de pesetas para un 1,6 millones de libros vendidos. Todo ello en un país en el que por lo menos 40 millones de pobres están aún al margen de la cultura.

Candidatos para 2003

Que la bienal ha sido un éxito lo demuestra el hecho, afirma Roberto Feith -presidente del sindicato de editores y uno de los organizadores, junto con Paulo Rocco, de la feria-, de que ya se han movido los gobiernos de Estados Unidos, Francia e Italia para proponerse como países invitados para la próxima edición de 2003. Y eso a pesar del 'poco peso de la delegación oficial', como ha subrayado la prensa, llegada a Río para representar a España como país homenajeado.

Sin embargo, el interés de los medios, de las editoriales y de los autores brasileños por los escritores españoles y por el futuro mercado español en el mundo editorial de este país ha sido evidente. La prensa casi ha ignorado a los escritores extranjeros para resaltar la presencia de los españoles que habían aceptado la invitación para participar. Todo lo español ha sido puesto de relieve. Se vendieron muchos libros originales españoles, y hasta autores que habían sido traducidos al portugués eran buscados en su edición original.

El broche de oro de los cientos de actos culturales de la bienal lo pusieron las tertulias del café literario, por el que desfilaron los escritores más famosos. La palma se la llevó Ziraldo, el mítico autor de literatura infantil y poeta, conocido como el Quino brasileño. El público era tanto que tuvieron que retirar las sillas del café para que la gente se sentara en el suelo. El ejemplar del número dos millones de su tebeo O menino maluquinho fue subastado y adquirido por más de medio millón de pesetas.