Jorge Reverte y Socorro Thomás recogen el horror de 21 'hijos de la guerra'
La historia en directo. Los testimonios de los niños que sufrieron la guerra civil, recogidos 60 años después. En primera persona, son 21 en total, y muy distintos: su clase social, ciudades, ideologías, acentos y destinos no son iguales. Los encontraron y entrevistaron el periodista Jorge M. Reverte y la escritora Socorro Thomás, y el escalofriante resultado son 217 páginas llenas de horror, miedos, escondrijos, viajes, pero también de música y juegos, con el espectáculo de la muerte sobrevolándolo todo.
El libro se titula Hijos de la guerra, se publica en Temas de Hoy (Planeta) y se presentó ayer en la Casa de América de Madrid, con la presencia de algunos de los narradores (orales), los compiladores y la historiadora Mercedes Cabrera, que expresó su sorpresa por la pluralidad de voces, 'unas voces de niños que no entienden nada, pero que ayudan a ver de una forma distinta a la del historiador profesional, siempre en busca de razones estructurales, lo que fue aquella guerra'.
Dividido en tres capítulos ('La victoria rápida', 'Bombardeos, huida y exilio' y 'En zona roja'), el libro revela, según Cabrera, cómo esa pluralidad de Españas que existía antes de julio del 36 quedó 'simplificada de una manera brutal' hasta el punto de que los dos bandos simbolizaron desde entonces 'dos Españas eternas que en realidad nunca lo fueron'. Además, añadió, 'la guerra trajo la salvaje normalización de la violencia'.
Martínez Reverte agradeció la colaboración de los 21 narradores, sin reprochar nada a los que se negaron a aparecer con su nombre real: 'Cada una de las historias encierra una novela, un relato fascinante, casi siempre muy duro, pero a la vez lleno de latidos de vida y poderío literario'.
Reverte y Thomás, que elaboraron un cuestionario básico pero flexible, encendían la grabadora y luego trataron de respetar las diferentes formas de hablar eliminando 'esa oralidad torpe que tenemos casi todos, incluido, por supuesto, el presidente del Gobierno'.
Lo que queda tras leer los diversos testimonios son sensaciones casi iguales en las dos trincheras, los dos sexos y los múltiples lugares: recuerdos muy nítidos sin reelaboración posterior, que permanecen como congelados en la cabeza de los que entonces eran niños y que hablan de frío, hambre, violencia. Pero no sólo. Ahí asoma la ternura, el amor, las mañanas sin colegio... Como dice Mariano Lara (Palencia, 1927), 'peor fue la posguerra'.
Babelia
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