El triunfo de Nanni Moretti endulza la derrota de la izquierda italiana
El ganador de Cannes refuerza la moral de la Italia que se opone a Berlusconi
La habitación del hijo, la última película del director italiano Nanni Moretti, que ganó el domingo pasado la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes, es un filme intimista que habla del dolor, pero su presentación en el certamen francés, coincidiendo con el descalabro de la izquierda en las elecciones italianas, ha tenido amplia resonancia política en este país. Primero por el intercambio de descalificaciones entre Moretti y el líder comunista, Fausto Bertinotti; después, por el triunfo absoluto de La habitación del hijo en el festival de cine más importante de Europa. Un éxito que ha endulzado la derrota electoral y que ha sido interpretado por una parte de la intelectualidad y del electorado italiano de izquierdas como una pequeña revancha.
La primera en dar una lectura política del suceso, al día siguiente de que Italia se adjudicara la prestigiosa Palma de Oro, fue la periodista Natalia Aspesi, una de las plumas más famosas del país, que escribía en el diario La Repubblica sin el menor rubor: 'Ha ganado Nanni Moretti, ha ganado el cine italiano, ha ganado esa parte de Italia que comparte con él un amor por la cultura, la inteligencia, el compromiso, la honestidad intelectual. Podemos decir, seguramente exagerando, que con Nanni ha ganado también un poco la izquierda que ha perdido las elecciones, una izquierda que él ha criticado, filmado, alentado, inventado y, con toda certeza, votado'. Con no menor entusiasmo se unieron al coro de felicitaciones todos los líderes del centro-izquierda, empezando por el candidato derrotado, Francesco Rutelli. Hasta el propio Bertinotti, objeto de los ataques del director, le envió su felicitación con un punto de ironía: 'Le felicito como cineasta, como político es fatal'.
Desde Cannes, entre proyección y proyección, Moretti, que seguía angustiado el desenlace de las elecciones en su país, le había lanzado una andanada brutal, acusando a Bertinotti de haber facilitado el triunfo de Silvio Berlusconi, al no renunciar a presentar sus propios candidatos en el Senado. El líder comunista le respondió con dureza, criticando 'la arrogancia de estos intelectuales' que, además, 'no pueden tolerar que no ganen los suyos'. 'Le recomiendo que se ocupe de Nutella', añadió irónico Bertinotti aludiendo a una película de Moretti, Bianca, en la que el director interpreta el papel del protagonista, un tipo neurótico enamorado de una profesora, y devoto de la nutella (una crema de chocolate parecida a la nocilla), que en Italia es toda una tradición culinaria.
En realidad, La habitación del hijo, noveno filme de autor de Moretti, que a los 47 años, padre de un hijo de apenas tres, dice haber llegado a la madurez personal, tiene poco que ver con la nutella y mucho con el tormento de los humanos ante la muerte, como pérdida y supresión absolutas. La filmación de la película fue ya una tortura para actores, director y hasta para los habitantes de Ancona, la ciudad de la costa adriática italiana donde se rodó el año pasado. Moretti, maniático y perfeccionista pese al aspecto improvisado de sus películas, obligó a los actores y técnicos a mantener hasta el final un pacto de silencio. Más tarde ha explicado las razones. 'No era una estrategia promocional. Lo que pasa es que no me gusta hablar de lo que no está terminado aún. Además, como espectador, cuando voy a ver una película prefiero saber lo menos posible de ella'.
La película ha sido un éxito en Italia, donde Moretti es un autor intocable para la crítica. Hasta el punto de que los espectadores de un cine de Génova, donde se proyectaba La habitación del hijo hace un par de meses, aplaudieron con entusiasmo al final, aunque por un error de proyección la cinta quedó reducida a la mitad. Pero ha tenido también detractores famosos. El primer ministro, Giuliano Amato, manifestó su decepción con total franqueza. 'No es la historia de un padre ante la muerte del hijo, sino el Moretti de siempre, con sus problemas de siempre, colocado ante la hipotética muerte de su hijo, cuando sabemos todos que en realidad está estupendamente'. Pero Moretti tiene en Francia su segunda patria, que le ha acogido con los brazos abiertos. Ya quedó demostrado este amor recíproco cuando conquistó el premio al mejor director en la edición de 1994 del Festival de Cannes por Caro Diario, la película en la que relataba con humor y distancia su experiencia personal con el cáncer, una enfermedad que le tuvo alejado cuatro años del trabajo.
Moretti tuvo menos suerte con Abril, la penúltima de sus producciones, que compitió también en el festival francés. En la película, el director criticaba precisamente a la izquierda italiana por haber perdido las elecciones contra Silvio Berlusconi en marzo de 1994 y por haberse equivocado en demasiadas cosas después del éxito de El Olivo en 1996. Pero Abril estaba dedicada, sobre todo, a un acontecimiento emocionante, el nacimiento de su hijo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.