"No sé en qué dirección voy a ir ahora"
Nanni Moretti (Brunico, Italia, 1953) presentó en el Festival de Cine de San Sebastián La habitación del hijo, un filme sobre la tragedia de una familia tras la muerte de un hijo adolescente. La película, protagonizada por el propio Moretti (en el papel de Giovanni) y Laura Morante, obtuvo la Palma de Oro en el último Festival de Cannes.
Pregunta. No hay dolor más devastador que la muerte de un hijo. ¿Qué lleva a un cineasta de su trayectoria a reflexionar sobre esa terrible tragedia?
'Cuesta más narrar miedos y fantasmas que tu propia autobiografía'
'No pretendo conocer los gustos del público, ni sus expectativas y sus exigencias'
Respuesta. Voy a contestar con una respuesta que es más teórica que personal. A lo mejor más adelante intentaré dar otro tipo de respuesta. La primera imagen que surgió en mí cuando pensé en esta película fue la de verme interpretando el personaje de un psicoanalista, igual que me sucedió con La misa ha terminado, en la que me vi como cura y alrededor de esa imagen surgió el guión. Con La habitación del hijo, cuando ya tenía la imagen del psicoanalista pensé que quería ver lo que le pasaba a una persona que está todo el día en contacto con el sufrimiento cuando él mismo fuera la víctima de ese dolor. Al empezar a escribir el guión todavía no sabía cuál sería la reacción de Giovanni. Cuando sucede una tragedia de estas características a una persona, aunque sea psicoanalista, todas las teorías se vuelven opacas, no utilizables. Ésta ha sido mi respuesta profesional, teórica. En lo que ataña a mí como persona, tiene que ver con lo que le sucede a mucha gente con el paso del tiempo y es que he empezado a pensar en el hecho de la muerte. ¿Por qué fallecen personas queridas?, ¿por qué, sencillamente, se teme que eso le pueda pasar a personas de tu entorno? La enfermedad que yo conté en uno de los episodios de Caro diario no tiene que ver con esta película. La narración autobiográfica de Caro diario resulta menos dura que la narración de lo que son fantasmas, de lo que son miedos. Cuesta más narrar miedos que narrar tu propia autobiografía. La habitación del hijo también es una autobiografía, pero no de vivencias, sino de fantasmas, de miedos interiores.
P. La habitación del hijo consigue hacer propio al espectador el drama de la muerte de un hijo. ¿Tuvo algún miedo a la hora de afrontar esa pérdida irreparable?
R. El hecho de que el accidente del hijo no se vea en la película no ha sido por pudor personal, sino por una decisión motivada por el estilo de la película, no me interesaba enseñar ese momento. En el guión nunca ha habido una escena que contara el accidente, porque a mí, como director, no me interesaba estar allí presente. Sin embargo, hay otro momento, el del tanatorio, del que no quería huir. Ahí sí quería demorarme, quedarme un tiempo en esa habitación. En primer lugar, porque no soy creyente y mi personaje Giovanni tampoco, y por eso ése es el momento fuerte, el de la separación definitiva del hijo. Es una escena que quería retratar con realismo, acercándome a la verdad. Pero no quisiera que los lectores de EL PAÍS se quedaran con una impresión equivocada, mi película es una película sobre la vida, no sobre la muerte. Es un filme sobre las emociones, el destino, es un filme que habla de la vida, sobre los recursos que tenemos para afrontar situaciones difíciles.
P. Escribió un primer guión cuando su mujer estaba embarazada y no se atrevió a rodarlo. Ya con un hijo decidió realizarla. ¿Como ha vivido como padre la tragedia del filme?
R. Escribí un borrador después de Caro diario y aplacé la escritura por tres motivos, uno más importante que el resto. En el momento de terminar de escribir, descubrí que estábamos esperando un niño y la idea de hacer esa gran travesía, ese camino de dolor justo en ese momento de mi vida me dejaba incómodo, hubiera sido hacerme violencia a mí mismo. También tenía claro que no quería escribir el guión solo, y no había encontrado las personas adecuadas. Cuando nació mi hijo, empecé a rodar fragmentos de una película que luego sería Abril. Por eso dejé el proyecto de La habitación del hijo congelado, pero sabiendo, sin duda, que sería lo siguiente que haría.
P. ¿Qué ha aportado a la película el hecho de ser padre?
R. Seguro que el hecho de que yo sea padre y Laura Morante sea madre, seguramente ha enriquecido nuestra manera de interpretar los personajes. Hubo algunas escenas que me tocaron profundamente como director y como actor y, por la noche, una vez terminado el trabajo, seguía metido en esas sensaciones. Nunca me había pasado en películas anteriores el hecho de irme a casa con los mismos sentimientos que había intentado transmitir.
P. ¿Sufrió durante el rodaje?
R. Más que sufrir, digamos que después de alguna jornada de trabajo tuve la impresión de que la atmósfera, los sentimientos, las impresiones de ese día seguían con nosotros.
P. La felicidad serena de la familia que retrata en la primera parte del filme contrasta con la tragedia de la segunda. ¿Pensó que si la situación familiar no fuera tan idílica el público se identificaría peor con ella luego?
R. Lo que voy a decir ahora tiene que ser interpretado como una señal de respeto al público:cuando hago una película nunca pienso en el público. No pretendo conocer los gustos del público, no me imagino sus expectativas y sus exigencias. Creo que en la primera parte de la película se nota cierta tensión, que algo va a pasar. Se perciben ya los rasgos obsesivos del carácter de Giovanni. Vemos a una familia unida, pero también nos damos cuenta de que quizás el padre no comprende totalmente a su hijo. A mí nunca me ha convencido la frase retórica de que el dolor une a las personas. Quería enseñar a personas unidas a las que el dolor aleja.
P. Su triunfo en Cannes con La habitación del hijo endulzó la derrota de la izquierda italiana en las elecciones frente a Berlusconi que se celebraron ese mismo día. ¿Lo vivió como una revancha personal?
R. No, son dos planos muy diversos, dos competiciones muy distintas.
P. Sus relaciones con la izquierda italiana han sido cuando menos tormentosas. Ha alentado, criticado, filmado la izquierda de su país. ¿En qué momento personal y político se encuentra?
R. La izquierda en Italia tiene una ocasión cada cien años, y esta vez la malgastó. Vamos a ver en el siglo que acaba de empezar cuándo nos toca otra vez.
P. ¿Qué opinión le merece la situación actual tras los atentados de Estados Unidos?
R. Espero que sea posible dar respuestas de paz a estas situaciones terribles, por ejemplo, en Oriente Próximo. En cuanto al atentado a las Torres Gemelas, no creo que se deba a una guerra de religión o un choque de culturas, creo que detrás hay un proyecto político organizado por no sé quién, no sabría decir quién está detrás.
P. ¿Está trabajando en algún proyecto?
R. No estoy escribiendo ningún guión, aunque tengo algunas ideas vagas, muy distintas entre sí y muy distintas de La habitación del hijo. Hacer una película después de La habitación del hijo no es una cosa fácil para mí, no por los premios que ha cosechado o por el éxito...
P. ¿Es la primera vez que le ocurre?
R. En el pasado ha habido largos intervalos entre una película y otra. No creo que esta vez deje pasar años, pero es verdad que en este momento no sé en qué dirección voy a ir.
P. ¿Eso se debe a que es la película que más le ha afectado en el terreno personal?
R. Sí. Mis películas son siempre como trozos de vida, mis personajes arrancan desde mí como persona, de lo que soy yo en cada momento, son un poco un reflejo de mis sentimientos, de mi actitud hacia los demás en un determinado periodo de mi vida. En ese sentido, La habitación del hijo ha dejado, como en otras ocasiones, un pedazo de mi vida, pero mayor. ¿Satisfecha?
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