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54º FESTIVAL DE CANNES

Últimas luces del escaparate

La última película de ayer fue Millenium mambo, dirigida por un exquisito estilista, el chino de Taiwan Hou Hsiao Hsieng, que borda una historia en tiempo y claves secuenciales muy originales, que no se parecen a las de ningún otro cineasta. Puede también aspirar a un lugar en la lista de premios de esta noche, aunque son tantas las que buscan un hueco a la sombra de la Palma de Oro que el jurado va a tener que dejar en la cuneta a varias legítimas aspirantes.

No entra en esta categoría Taurus, nuevo, y nuevamente confuso, filme del ruso Alexandr Sokurov sobre instantes de declive del poder político. Aquí hurga en la agonía de Lenin, acechado por la hiena carroñera Stalin, y no funciona, aunque tiene algunas ideas formalmente audaces. Pero tampoco funcionaba la, aún más confusa que ésta, reflexion sobre Hitler y su corte que hizo en Moloch y este emplasto de película tuvo aquí un premio hace dos años. Como tampoco funciona la japonesa Desert moon, dirigida por Shinji Aoyama. Es un artificio mal resuelto y tedioso, indigno del director de Eureka.

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Y no tendrán premio, aunque lo merezcan, dos geniales documentos fuera de concurso. Uno es un monumento de amor al cine, la busca por Martin Scorsese de las raíces de su identidad en Mi viaje a Italia, en la que desvela su descubrimiento del cine neorealista italiano, cuando era un niño en la casa neoyorquina de sus abuelos sicilianos. Y otro es un monumento a la libertad titulado Sobibor, 14 de octubre, 1943, 4 de la tarde, enorme título tras el que Claude Lanzmann nos da un nuevo escalofriante capítulo desprendido de las 16 horas de su inmensa y genial Soah, en el que narra la súbita sublevación de los judíos del campo de extermino de Sobibor, en Bielorusia, que presagió el estallido del gueto de Varsovia. El heroico ejemplo de los sublevados de Sobibor, escondido durante décadas detrás de las tinieblas históricas de Auschwitz y Trebilinka, sale ahora a la luz gracias a la búsqueda de este gran cineasta en los rincones más insospechados del Holocausto.

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