La escasa investigación privada mantiene el gasto andaluz en I+D por debajo del 10% nacional
Las universidades de la comunidad siguen siendo el motor de la innovación regional
La población activa andaluza no para de crecer: ha pasado de un 16,34% del conjunto nacional en 1988 al 17,23% en 1999. A pesar del aumento, la aportación regional al valor añadido bruto español incluso se ha reducido del 13,38% a un 12,99%. La economía andaluza tiene problemas de productividad y una escasa componente innovadora. En los años noventa el gasto andaluz en I+D nunca llegó al 10% del total español. Y España ocupa el furgón de cola de la Unión Europea, con un gasto del 0,9% de su PIB en investigación, mientras Andalucía está alguna décima por debajo. Lejos de los países desarrollados: Suecia gasta el 3,7% de su PIB; Japón, el 3%, Estados Unidos en el 2,8% y la media de la UE se acerca al 2%.
Además de gastar menos que Japón y Estados Unidos, la UE padece lo que el director del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), Felipe Romera, llama la paradoja europea: 'Nuestros científicos tienen la misma preparación que los de Estados Unidos y Japón, tenemos la misma cantidad y calidad de investigadores, pero en productos y servicios nos ganan por goleada. Con el mismo conocimiento científico, perdemos el mercado'.
Romera explica que la investigación básica a corto plazo 'ofrecería poco o nada al desarrollo económico andaluz, por lo tanto hay que concentrar los esfuerzos en la investigación aplicada'. El tercer plan andaluz de investigación la Junta de Andalucía manejará unos 120.000 millones de pesetas de fondos públicos andaluces, españoles y europeos en el cuatrienio 2000-2003. Juan Torres, secretario general de Universidades e Investigación, resalta que 'este año la aportación gestionada por la Junta ascenderá a 29.692 millones'.
Fallan las empresas
El objetivo de la Junta es 'alcanzar la media nacional en movilización de recursos'. Uno de los inconvenientes para conseguirlo, en opinión de Torres, es que 'ha fallado hasta ahora la transferencia de tecnología desde la universidad; las empresas no son conscientes de su potencial investigador'.
Para buscar el mercado y trabajar con empresas hace falta que las compañías privadas se animen a innovar. En la década de los noventa las empresas andaluzas han multiplicado por dos su gasto en I+D, mientras los departamentos de investigación de las universidades multiplicaban su esfuerzo inversor por cuatro. En Andalucía, el sector público (universidad y administración) todavía representa el 70% del gasto en investigación. La puesta en marcha de oficinas de transferencia de resultados de investigación (OTRI) en todas las universidades ha comenzado a dar sus frutos. El año pasado fueron más de mil contratos y la facturación superó los 3.500 millones de pesetas. La OTRI más introducida en el mercado es la de Sevilla, con 300 contratos y una facturación anual de 1.450 millones. La OTRI sevillana vendió una patente de atomización de líquidos, por 75 millones a una empresa norteamericana, que permite hacer las gotas tan pequeñas como se necesiten, por ejemplo para usos médicos en la fabricación de aerosoles.
Málaga, con 180 contratos y mil millones de ingresos, se sitúa en segundo lugar. Esta oficina alberga a Nokia, que en colaboración con la Escuela de Ingenieros de Telecomunicaciones está desarrollando software para la tercera generación de telefonía móvil.
La OTRI de Almería, facturó 230 millones por más de 60 contratos en 2000. La investigación relacionada con la agricultura de invernadero ha generado alguno de los proyectos más interesantes, como un contrato para investigar los componentes de los plásticos: 'Con la incorporación de aditivos podemos reducir la presión de plagas y enfermedades provocadas por los insectos; el agricultor podrá, al elegir un tipo de plástico, reducir el gasto en insecticidas', afirma Eduardo Fernández, director de esta oficina.
La vinculación de las investigaciones a las necesidades del territorio también se da en Jaén, en donde básicamente los 80 contratos por 60 millones de su OTRI han sido servicios más que innovación, concentrados en sectores como el aceite de oliva o la cartografía. La acuicultura y la protección de la costa están entre los encargos recibidos en la OTRI de Cádiz, que facturó el año pasado 227,5 millones, producto de 185 contratos. En Granada, por el contrario, prima la I+D. 500 millones de ingresos es el resultado de 250 contratos, entre los que destacan las investigaciones en química, biología, farmacia o nutrición.
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