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Columna
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Política y entropía

La tendencia natural de las cosas es al desorden. Eso lo saben muy bien los físicos que trabajan con el concepto de entropía. Como también saben que, para que se produzca algún orden en cualquier parcela de lo existente, y controlarla, es forzoso introducir energía. En política ocurre igual. Si no aplicas el vigor necesario para que las cosas no se te desmadren, se te desmadran. Y es lo que acabará sucediendo con el asunto, ya incalificable, de las cajas de ahorro andaluzas, a menos que alguien aplique, por fin, la energía que debió ponerse ha tiempo.

La publicación de unos informes del Banco de España sobre las dos cajas sevillanas, El Monte y San Fernando, ha venido a iluminar, siquiera parcialmente, el desorden que reina en las finanzas de esas dos entidades, debido a factores como la alta 'concentración de riesgos en el sector inmobiliario' (léase Tablada, en Sevilla, o Isla Chica, en Huelva), la participación en numerosas sociedades opacas, la existencia de supercontratos superblindados, o la elevada concesión de créditos, por encima de la captación de depósitos. (A decir verdad, parece peor la situación de El Monte, que ya ha perdido casi un 50% de beneficios en el trimestre pasado, respecto al mismo periodo del año anterior; lo que puede dar fundamento al temor bastante extendido entre los cuadros medios de la Caja San Fernando, en el sentido de que la fusión de ambas entidades está pensada para salvar a la primera, pero poniendo en riesgo a la segunda, o a las dos). Menos mal que todo esto lo dicen el banco emisor o la CECA, y no cualquier indocumentado. Se va entendiendo cada día un poco mejor a qué se refería la consejera Álvarez -que no ha dicho su última palabra- cuando calificaba la unión de estas entidades de 'insolvente'. Y por qué el PSOE de Andalucía ha terminado acusando de 'desleales' a sus respectivos presidentes -a buenas horas- y de vigilar más la salud de sus intereses privados que la de las cajas, hasta el punto de prolongar artificialmente sus respectivos mandatos por dos años más, de momento. Y sin perder de vista que accedieron a esos cargos por el carnet que todavía poseen. Es más, recuerdo perfectamente que la dirección del partido les dio instrucciones precisas en su día para que 'no inventaran cosas raras', y se dejasen aconsejar por los buenos técnicos que ambas entidades tienen. Ahora el partido no tendrá más remedio que aplicar la energía que no quiso poner al principio en todo este desorden. Un poco tarde se nos antoja, pero bueno será si reconduce finalmente la situación. De momento, la fusión de las dos cajas sevillanas ha dado su primer paso, pese a ser bastante dudosa desde el punto de vista legal. No se olvide que la ley obliga a renovar los órganos de gobierno antes de emprender cualquier otra etapa, y así lo ha hecho constar el sindicato UGT.

A estas alturas de la película, al menos podemos ratificarnos en un par de cosas. Una, que la tupida red de amores y amoríos que los partidos políticos, todos sin excepción, han ido tejiendo alrededor de estas entidades es mucho más resistente de lo que se podía sospechar. Dos, que no basta con dictar una ley para que se cumpla, sino que antes hay que contar con toda clase de lobos, si no quieres que la entropía te devore a ti también.

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