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El Museo de Arte de Cataluña exhibe sus joyas del románico y de las vanguardias

Como complemento a la exposición Cataluña, tierra de acogida se exhibe otra, que puede verse también en el Centro Cultural Conde Duque hasta el 24 de junio, en la que se exhiben piezas de especial relevancia pertenecientes al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Este museo es conocido internacionalmente por sus colecciones de arte románico, en concreto por los frescos románicos de las iglesias pirenaicas, un estilo artístico que coincide en el tiempo con el nacimiento histórico de los territorios que configurarán Cataluña. El otro punto fuerte del museo son las colecciones de arte del siglo XIX y XX, que coincide con el modernismo y el nacimiento de las primeras vanguardias en un proceso paralelo al esplendor de la economía industrial catalana. Para su presentación en Madrid, en el Centro Cultural Conde Duque (Conde Duque, 11), el museo ha elegido precisamente estos dos periodos que, según el director del centro, Eduard Carbonell, 'son el alfa y el omega del museo'.

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La exposición lleva por título Arte románico y escultura de vanguardia y se divide en dos apartados. En el primero se exhiben 25 piezas de románico catalán, entre las que destacan algunas joyas. La más impresionante es la Majestad Batlló, una talla en madera policromada al temple de mediados del siglo XII, que representa al Cristo triunfante, ataviado con una túnica policromada con motivos de influencia orientalizante. Esta obra, excepcional por su calidad y buen estado de conservación, ha salido ahora por primera vez del museo y, aseguró Carbonell, 'es previsible que no vuelva a hacerlo en mucho tiempo'. También hay fragmentos de pinturas murales románicas, orfebrería, pintura sobre tabla y escultura en piedra y madera.

El segundo apartado se centra en la obra escultórica de tres artistas clave del arte de principios del siglo XX: Pablo Gargallo, del que se exhiben piezas como la Gran bailarina, de 1929; Julio González, con obras como Don Quijote, de 1929-1930, y Mujer en el espejo, de 1936-1937; y Leandre Cristòfol, posiblemente el más desconocido fuera de Cataluña. Este escultor leridano, de clara influencia surrealista, tuvo su mayor reconocimiento en los años treinta.

La exposición ha sido patrocinada por la Fundación La Caixa, que ha aportado 30 millones de pesetas para facilitar el traslado de las piezas; la selección y el montaje ha corrido a cargo de los técnicos del museo.

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