Berlusconi se niega a vender su imperio televisivo antes de las elecciones
Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, se declara en contra de 'la Europa de los pederastas'
Hace pocos días, Berlusconi anunció que ha encargado el estudio de las posibles salidas al caso Mediaset a tres expertos internacionales. La noticia de que no habrá venta inmediata, confirmada anoche por Berlusconi en el programa televisivo Porta a Porta, no sorprendió a su adversario, Francesco Rutelli. El candidato de El Olivo recordó cómo Berlusconi encomendó ya a otros expertos que estudiaran la fórmula más idónea para deshacerse de su patrimonio en la campaña electoral de 1994. 'Tampoco entonces se hizo nada. Más que blind trust estamos ante un blind bluff', dijo Rutelli.
Desde hace días la campaña electoral italiana gira en torno al imperio mediático de Il Cavaliere y de las fórmulas que presuntamente estaría barajando para resolver el conflicto en breve. La semana pasada el propio Berlusconi abordó la cuestión en el telediario de Canale 5, la principal de las cadenas Mediaset. Preguntado sobre cuándo revelará la solución al enigma de la cesión del grupo, Il Cavaliere contestó: 'Lo contaré el viernes 11 de mayo'. El lunes por la noche, en otro programa de debate de Italia 1, otra cadena Mediaset, Berlusconi dijo lo contrario.
'Patrimonio de Italia'
'Mediaset es un patrimonio de Italia, no veo por qué venderlo'. En cuanto al conflicto de intereses que se le plantearía caso de llegar otra vez a la presidencia del Gobierno italiano, el líder de la derecha aseguró que lo resolverá en los primeros 100 días de Gobierno.
El holding Fininvest, propiedad de la familia Berlusconi, controla el 48,3% de Mediaset, que, con un valor aproximado de un billón de pesetas, es la joya de la corona del vasto imperio de Il Cavaliere del que forma parte la potentísima Mondadori (que controla el 30% del sector editorial en Italia), la Banca Mediolanum (con importante presencia en el sector seguros), la productora-distribuidora cinematográfica Medusa, el club de fútbol Milan y la cadena de tiendas de vídeo Blockbuster Italia, además de una empresa de construcción, portales de Internet y una pequeña participación, recientemente adquirida, en Olivetti.
Berlusconi tomó algunas medidas para distanciarse de su propio imperio pero no para deshacerse de él, cuando ganó por primera vez, casi por sorpresa, las elecciones de 1994. Cedió la gestión de Fininvest a sus hijos y a algunos colaboradores directos, como ya hiciera en los años ochenta con la propiedad del diario Il Giornale, que pasó a su hermano menor, Paolo. La experiencia de Gobierno fue tan breve -apenas siete meses- que no dio tiempo a que el tema del conflicto de intereses se encauzara. El primer Gobierno Berlusconi mantuvo una guerra frontal contra los sindicatos por la reforma de las pensiones, algo que, caso de llegar de nuevo a Palazzo Chigi, el líder de la Casa de las Libertades no repetirá.
Pero la razón esencial, al menos técnicamente, de que el primer Gobierno del centro-derecha fuera tan breve, tiene nombre y apellido: se llama Umberto Bossi, líder de la ex secesionista Liga Norte, que le retiró el apoyo parlamentario. Bossi es hoy nuevamente una de las piezas esenciales de la Casa de las Libertades que incluye al antiguo Polo y a la federación de partidos ex secesionistas. Pero, en cualquier caso, una de las piezas menos fiables y más difíciles de manejar sobre todo por las posiciones del propio Bossi en temas como la inmigración y la Unión Europea.
El lunes, Bossi advirtió de que, caso de ganar las elecciones italianas, la coalición de centro-derecha no seguirá el camino de construcción actual de la UE, 'una Europa de tecnócratas y pederastas', dijo, 'capaz de legislar a favor de que las parejas de gay puedan recibir niños en adopción'. Bossi aclaró que no tiene nada contra los homosexuales siempre que se les excluya de la posibilidad de adoptar niños.
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