¡Basta Ya!: 'ETA es un proyecto totalitario ilegítimo'; Elkarri: 'La independencia es tan legítima como la unidad de España'
Los dos buscan la paz por caminos distintos. El intelectual vasco Carlos Martínez Gorriarán, promotor del movimiento ¡Basta Ya!, contrasta sus puntos de vista con Bittor Aierdi, portavoz del movimiento para el diálogo Elkarri. Mientras el representante de ¡Basta Ya! sostiene que el nacionalismo ha fracasado y no puede aportar la solución al problema de la violencia,el portavoz de Elkarri sigue apostando por el diálogo con ETA y nuevos consensos que permitan integrar al nacionalismo violento.
C. M. G. Nosotros pensamos que la salida a la situación que vivimos depende mucho de estas elecciones. Justamente porque el aspecto que tiene de problema político es que hay un grupo terrorista que quiere tomar el poder por métodos extra democráticos. Hay una confrontación muy clara entre totalitarismo y democracia. Y a nosotros, a ¡Basta Ya!, los partidos constitucionalistas nos dan muchas más garantías que los nacionalistas moderados por la experiencia del Gobierno de Ibarretxe.
C. M. Gorriarán: 'Ibarretxe vende como proceso a la paz lo que ha sido un proceso hacia la fractura social'
B. A. Habrá que escuchar bien los datos que salgan el día 13 en todas direcciones, los que gusten y los que no gusten. Éste es un país con profundas diferencias políticas, que no ha normalizado su convivencia, que tiene un problema grave de violencia y de motivación política y que además es mayoritariamente nacionalista. No creemos en una Euskadi que derrote a otra. Gobierne quien gobierne, el reto es poner en marcha y desarrollar un proceso de paz de todos y para todos, un proceso de no violencia y de diálogo sin exclusiones.
C. M. G. ¿Que una Euskadi no derrote a la otra? Yo no creo que haya dos Euskadis enfrentadas, aunque podría llegar a haberlas precisamente si se prolongara la crisis política que representa el Gobierno Ibarretxe, en minoría, sin poder aprobar leyes y en manos del brazo político de ETA. Yo no creo que haya dos Euskadi que chocan o se enfrentan. Sería como decir que todos los nacionalistas apoyan a ETA y eso es rigurosamente falso. Lo que pensamos es que debe haber un Gobierno con mayoría suficiente y que tenga claro que su fin sea hacer la vida imposible al terrorismo.
B. A. ETA lo que hace es vulnerar derechos básicos. El primero, la vida. Y a partir de ahí todo es secundario. Quien no respete el derecho a la vida no merece más que rechazo. Eso en lo humano. En lo político, ETA está envenenando la convivencia hasta salirse de posiciones de sentido común. Se ha llegado a hacer una especie de doble salto: porque ETA mata, el nacionalismo es culpable; porque el nacionalismo es culpable, Mayor Oreja tiene que ser lehendakari. Son saltos sin red, sin suficiente lógica. Sería un autoengaño pensar que porque gobierne Mayor esto se va a resolver.
C. M. G. Sí, me parece bien, no violencia y diálogo. Eso es un sistema parlamentario. Por eso nosotros pensamos que la solución pasa por la política, y por eso creemos que alguien que lo ha hecho rematadamente mal no puede gobernar.
B. A. Vosotros pedís el cambio para que gobiernen el PP y el PSE; Elkarri no pide el voto, nunca lo ha pedido. Defendemos un proceso de conferencia de paz como aportación a este bloqueo.
C. M. G. Cuando planteáis lo de la conferencia de paz lo hacéis desde un horizonte extrapolítico, como si no hubiera instituciones que tienen que tomar decisiones. Y, claro, cuando hay una situación de bloqueo, a nosotros nos parece que eso lo dirimen unas elecciones. Lo fundamental está en ver cómo desbloqueamos un problema político causado por el terrorismo. No es que sea el nacionalismo el problema en sí. El problema es el terrorismo. No es sólo que ETA mata cuando puede y a quien puede, sino que se está generando una tremenda mafia, porque la violencia aquí es un buen negocio. En muchos pueblos de Guipúzcoa y de Vizcaya los derechos individuales están absolutamente en el limbo de los justos, son virtuales. Si uno pertenece a un sindicato que está en la órbita de ETA consigue ventajas sindicales que no las consigue si está en otro sindicato. Se ha creado una situación que se resume en una imagen que todos conocemos: el tendero de tu barrio un día recibe un sobre vacío y le dicen: pasaremos el lunes a recogerlo. Eso ya es mafia. Y eso se ha creado porque ha habido una confusión entre la tolerancia y la inhibición, la pasividad, el confundir la falta de compasión con las víctimas con hacer declaraciones retóricas, el no querer enfrentarse a los malhechores. Éste ha sido el gran fracaso de Ibarretxe.Ha querido vender como un proceso hacia la paz lo que ha sido en la práctica un proceso hacia la fractura social.
B. A. La pregunta es: ¿creemos que eso tiene solución, sí o no? ¿O es una enfermedad incurable? Nuestra idea es: ¿cómo se han resuelto en otros países fenómenos más o menos parecidos? Pues trabajando por la distensión y por el diálogo, y practicando los dos de manera entrelazada. Aquí la mayoría estamos absolutamente en contra de la violencia, pero además de eso, ¿cuál es el problema? Pues que el eterno dilema de la soberanía, el ámbito de decisión, algo que es discutible en política, está ahí enquistado. Además de pedir a ETA que pare, debemos avanzar en consensuar cómo queremos estar en el mundo. Sin violencia vamos a hablar de todo, también de esto...
C. M. G. ¿Tú estás con los que creemos que no todo es legítimo?
B. A. Hay quien cree que el independentismo lleva en sí mismo la semilla del terror, y no estoy de acuerdo. El independentismo no es sinónimo de terror, como el constitucionalismo no es sinónimo de democracia, porque tambien tiene sus trapos sucios.
C. M. G. ETA no es ya el proyecto de un independentismo cívico como, por ejemplo, representa Eusko Alkartasuna, que a mi me merece todos los respetos, aunque no lo comparta. Un independentismo cívico que dice: mire usted, yo creo en la independencia porque me parece lo mejor y voy a trabajar para conseguirla. ETA no es eso. Es un proyecto totalitario profundamente ilegítimo.
B. A. ETA, en cuanto a medios, es ilegítima; en cuanto a objetivos... la independencia vasca es tan legítima como la unidad de España sin autonomías.
C. M. G. ¿No te parece que ETA es excluyente?
B. A. Hombre, en la práctica sí, porque mata a los que no piensan como ellos; en la práctica sí, pero en su proyecto político de independentismo, eso es irreprochable, lo que es repugnante es matar a quien no piensa como ellos.
C. M. G. El problema es que ETA no habla de independencia. El problema es que el que está de más, sobra. La expresión de ese proyecto es esa cosa demencial del censo ideológico que querían hacer, y que encima, para más farsa, se presenta como voluntario. Es tan voluntario como los batallones de trabajadores forzados de Franco. Con ETA no hay nada que negociar. Te dicen: ¡Cállate. Vete o te matamos! ¿Cómo es posible que haya gente que se crea que se puede dialogar con estos tipos que a la menor ocasión te extorsionan y te expulsan?
B. A. Llevamos 40 años de presión policial y estamos como estamos. Luego, habrá que reconocer que ese modelo no es eficaz. Hay que incluir en el marco de convivencia también a los que están fuera de él. A las personas y a sus proyectos, no a sus métodos violentos o criminales. Desde la política hay que incluir sus reivindicaciones. Si su demanda es que el pueblo vasco tenga derecho a decidir su futuro, vamos a articular eso jurídica y democráticamente. Si su demanda es que los presos estén más cerca, vamos a darle salida a eso. Nuestra demanda es que paren de matar, y también vamos a darle salida a eso.
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