Prodi da largas a la petición de Aznar de abrir ya el debate sobre los fondos regionales

El presidente de la Comisión, indican fuentes diplomáticas, 'simpatiza' con la preocupación española de que la entrada de los países del Este en la UE, al reducir la renta media europea y, por tanto, los baremos diferenciales que dan derecho a la percepción de ayudas, deje fuera del reparto de fondos a regiones o países que actualmente los reciben. De hecho, un informe del comisario de Política Regional, Michel Bernier, fechado a comienzos de este año, reconoció el problema y aportó cuatro soluciones. Pero Prodi piensa también que, para evitar condicionamientos inaceptables, hay que mantener bien separadas las negociaciones de ampliación de este debate sobre los fondos.

En la carta que remitió el pasado 30 de abril a los socios más interesados en este asunto y a los órganos rectores de la UE, Aznar sostenía, en cambio, que la solución del problema debería ser encontrada 'en el ámbito de las negociaciones de ampliación'. El presidente le insistió ayer a Prodi en que 'Madrid no condicionará la ampliación por el tema del reparto de fondos, que, por otra parte, preocupa a varios países, y no sólo a España'. Fuentes gubernamentales han precisado, además, que lo que España pretende adelantar no es el debate sobre el próximo paquete financiero de la UE, que entrará en vigor en 2007, sino sólo la discusión sobre la 'corrección estadística' requerida por el efecto de la ampliación sobre la renta media comunitaria.

España ya ha conseguido al menos, gracias a los suecos, que el litigio se aborde, aunque sea informalmente, en la reunión de ministros de Exteriores que se celebra este fin de semana en Nyköping (Suecia). Pero Josep Piqué tendrá que esforzarse al máximo, ya que no cuenta con suficientes apoyos para lograr su principal objetivo: adelantar la negociación para antes de que el 1 de enero de 2000 España acceda a presidir la Unión.

Aznar envió su carta inmediatamente después de que el Ejecutivo comunitario apoyara la tesis alemana, derivada del miedo de Berlín a una inmigración masiva, de que los nuevos países de la Unión sufrirán un periodo transitorio de al menos cinco años a la hora de beneficiarse del principio de la libre circulación de personas. Los ministros de Exteriores, que tienen la última palabra al respecto, abordarán mañana esta cuestión, y es en ese contexto en el que España quiere plantear 'su' problema.

La estrategia es obvia. Alemania, principal contribuyente a las arcas comunitarias, tiene al alcance de la mano la solución a 'su' problema y, de lograrlo ahora, quedará con las manos libres a la hora de plantar cara a España en 2002 ante las exigencias de Madrid de seguir contando con un buen porcentaje de las ayudas europeas.

Los principales países receptores de fondos, como Portugal o Grecia, apoyan con relativo entusiasmo la iniciativa de Aznar. Otros, como Francia o Suecia, dicen 'comprender' a España. En Bruselas se afirma esta semana que son Madrid y Berlín los que deben arreglarse bilateralmente, pero el propio Piqué ha rechazado hacerlo ahora en Nyköping. 'No queremos un apaño entre los dos, sino un compromiso por escrito de que los Quince se comprometen a solucionar el problema español cuando se negocien los fondos', afirma una fuente oficial española.