Primer día de trabajo en la nueva cancillería

El jefe de Gobierno alemán, Gerhard Schröder, y sus 510 colaboradores tomaron ayer posesión de la nueva cancillería, un monumental edificio a orillas del río Spree, muy cerca del Reichstag, sede del Parlamento alemán. Tras el traslado, durante el fin de semana, de 4.000 cajas repletas de documentos desde la sede del consejo de Estado de la extinta República Democrática Alemana (RDA) -donde la dirección del Gobierno encontró cobijo durante dos años-, Schröder inició sus labores hacia el mediodía en su despacho situado en el séptimo piso de la planta principal. Por la tarde, allí recibió para un intercambio informal de opiniones al ex presidente francés, Valery Giscaird d'Estaing,

Schröder se encontró también con el arquitecto Axel Schultes, quien, junto a Charlotte Frank, ideó la nueva sede del poder político alemán, cuya construcción tardó cuatro años y devoró 465 millones de marcos (39.558 millones de pesetas). El proyecto para la nueva cancillería había sido comisionado en los años noventa por el entonces canciller conservador, Helmut Kohl, quien pidió a Schultes un edificio 'a través del cual, en estas época de imágenes televisivas, se pueda identificar la República Federal Alemana' de una manera semejante a cómo la Casa Blanca en Washington representa Estados Unidos.

El resultado es un gigantesco complejo construido íntegramente en hormigón blanco, cuya fachada principal mide 36 metros de altura, dimensiones que a veces hacen olvidar el muy dinámico y luminoso diseño de Schultes, un amante de las puesta en escena teatrales, con grandes escaleras y elegantes columnas. Schröder, en repetidas ocasiones, ha manifestado que, si por él hubiese sido, se habría construido un edificio más pequeño. Delante de la fachada principal, destinada a aparecer en muchas imágenes televisivas, ya desde el año pasado se encuentra la escultura Berlín, de Eduardo Chillida. La nueva cancillería será inaugurada oficialmente mañana con un pequeño acto oficial.