La SEPI pierde 600 millones al día en la huelga de aviones argentina
Cientos de pasajeros permanecen atrapados en Buenos Aires
La huelga que los mecánicos de Aerolíneas Argentinas comenzaron hace seis días en protesta por la decisión de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que controla el 85% de la compañía, de despedir a 222 trabajarores ha dejado en tierra a cientos de pasajeros que tienen que esperar un lugar en cualquier otra aerolínea para llegar a su destino. Al principio del conflicto, Aerolíneas Argentinas reubicaba rápidamente a sus pasajeros en otras compañías, pero el paro se prolongó y el sábado, un pasajero tenía que esperar un mínimo de tres días para viajar a Madrid o Miami, los destinos más demandados de Aerolíneas. La línea aérea aseguró que la huelga le está costando tres millones de dólares diarios. Las partes negociaban contrarreloj para poner fin al conflicto.
Inmovilismo
La prolongación del paro en Aerolíneas Argentinas se debe fundamentalmente a que ninguna de las dos partes involucradas se ha movido un ápice de su posición. La Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA) argentina ha sostenido desde el día que comenzó la huelga, el martes pasado, de que no la desconvocaría a menos que se reincorporaran los 222 trabajadores.
El secretario general del sindicato, Ricardo Cirelli, ha acusado al Gobierno español de 'llevar a la compañía a la quiebra'. Según los empleados de Aerolíneas que atienden a los pasajeros que deben ser reacomodados en otras compañías, APTA es un sindicato fuerte, refiriéndose al hecho de que los mecánicos se atrincheraron en los hangares de reparación de las aeronaves e intimidaron a otros empleados a dejar de trabajar. A mediados de la semana, un día después de iniciarse la huelga, hubo incluso amenazas de bomba en las oficinas de atención al cliente de la Aerolíneas en el centro de Buenos Aires.
La SEPI, organismo que preside Pedro Ferreras, se ha negado tajantemente a considerar la reincorporación de los trabajadores despedidos. Un portavoz de Aerolíneas declaró que ceder ante el sindicato de mecánicos 'sería un paso atrás demasiado grande' en el plan de reestructuración que la sociedad estatal española ha diseñado para reflotar a la compañía. Aerolíneas Argentinas y Austral (línea de vuelos domésticos del grupo) drenan del Estado español, propietaria de las compañías desde 1990, unos 30 millones de dólares mensuales, independientemente de si hay huelga o no. Aerolíneas cerró 2000 con una pérdida de 300 millones de dólares. La SEPI ha diseñado un plan por el que prevé reducir estas pérdidas y la deuda de 900 millones de dólares del grupo en un plazo de tres años. El 85% del programa de reestructuración (recorte de gastos, renegociación de la deuda) ya está en marcha, sólo queda la renegociación de los convenios colectivos de la empresa, algunos con 15 años de antiguedad. APTA rechaza esa renegociación de los convenios y el despido de 1.350 trabajadores que tiene previsto hacer la SEPI, de los cuales 700 ya se han acogido a un retiro voluntario. La plantilla del grupo asciende a 6.500 trabajadores.
Exigencia
El Gobierno argentino, que aún mantiene un 5% de Aerolíneas, ha exigido al sindicato que preste un servicio mínimo equivalente al 50% del total de los vuelos programados de Aerolíneas y Austral, pero APTA se ha negado a hacerlo.
El Ministerio de Trabajo tampoco ha optado, de momento, por dictar la conciliación obligatoria, que forzaría a la SEPI a reincorporar a los trabajadores despedidos antes de sentarse a negociar.
La compañía y la APTA comenzaron el viernes rondas de negociaciones maratonianas. Los portavoces de la compañía señalaron que ya el hecho de que el sindicato se sentara a negociar era positivo porque, al principio, ni siquiera consideraba la posibilidad y esperaban que las discusiones resolvieran el conflicto en los próximos días.
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