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Reportaje:

Sangre, 'dolemias' y electrolitos

El Centro de Transfusión de Málaga recoge anécdotas cómicas en un libro que regalará a sus donantes

Sesudos informes científicos han llegado a la conclusión de que la risa ayuda a prevenir enfermedades. No va tan lejos la pretensión del equipo del Centro Regional de Transfusión Sanguínea de Málaga. Su recopilación de anécdotas, errores y equívocos sucedidos y recordados a lo largo de años y plasmados ahora en un librito ameno y nada pretencioso, simplemente intenta poner un toque de humor en su rutina diaria.

Y si hay que mofarse, primero que sea de uno mismo. Como el caso del médico que va a captar donantes a una urbanización de Fuengirola donde casi todos son daneses. El galeno pregunta a la señora muy despacito si habla español. La extranjera responde que sí, dona su sangre y añade, estirando las palabras para facilitar su pronunciación, que a continuación pasará su marido. El facultativo repite la pregunta al hombre:

-¿Haaabla usteeed espaaañol?

-Sííí, muuuy bieeen pooorque soooy espaaañol.

Pero peor fue el error que cometió una enfermera en Mijas. Llega un donante. La trabajadora, que estaba atareada preparando el material para la extracción, no se percató del aspecto físico del donante e hizo el interrogante de rigor:

-¿En qué brazo quiere que le pinche, izquierdo o derecho?

-Señorita, en el único que me queda.

Los donantes tampoco se salvan de la recopilación, que se ha editado bajo el título Entrañable anecdotario y que se entrega como obsequio entre quienes acuden a dar altruistamente su sangre al Centro de Transfusión de Málaga.

Como ejemplo, el de una señora de Archidona que, cuando el médico le preguntó si tenía alguna enfermedad que le impidiera donar, ella, muy resuelta, le dijo que no; que lo único que tenía era dolemia. El facultativo le corrigió:

-Dirá usted anemia...

-No, no, dolemia. Dolemia, que me duele todo, todo, la cabeza, los brazos, las piernas, la espalda. Dolemias...

Ante un médico, ya se sabe, es mejor no hacerse el instruido, porque se corre el riesgo de meter la pata. Como aquel hombre que tras leer el cuestionario que permite sopesar si una persona puede donar, manifestó dudas acerca de su aptitud como donante porque padecía de 'las verticales' (cervicales) y tenía 'los trogloditos' (triglicéridos) altos.

A veces no es que las palabras sean difíciles, sino simplemente que falla el oído. Terminada la extracción, la preceptiva recomendación para que no se le forme un hematoma alrededor del pinchazo.

-Ahora debe presionarse usted.

El hombre, obediente, procedió:

-En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El libro no es más que un puñado de historias rememoradas por los trabajadores y a las que Isidro Prat, el director del centro, ha dado forma literaria.

Algunas anécdotas son el resultado de la críptica terminología médica. Es el caso de un hombre que había tenido el vientre suelto y el facultativo le dijo que el único inconveniente que podría impedir la donación era que hubiera perdido muchos electrolitos. Obvió explicarle que son los elementos que mantienen el nivel de sales del organismo; y que una diarrea o vómitos persistentes provocan su disminución y una descompensación orgánica ante la cual no es posible dar sangre.

El hombre no era tan erudito y creyó que aquellos elementos tendrían forma tangible.

-No, doctor, no perdí electrolitos, sólo mierda suelta.

Isidro Prat, con el libro de anécdotas, en el centro de transfusiones que dirige en Málaga.
Isidro Prat, con el libro de anécdotas, en el centro de transfusiones que dirige en Málaga.JULIÁN ROJAS

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