Gueto para unos, referencia para otros
Los centros con una elevada concentración de inmigrantes luchan por crear un modelo educativo específico, a pesar de la escasez de recursos
La gran mayoría de los inmigrantes que llegan a la zona de Embajadores, de Madrid, elige para sus hijos el colegio público Pardo Bazán. El boca a boca funciona y todos saben que el centro se caracteriza por matricular a niños inmigrantes. Allí los españoles son la minoría. Sin embargo, los profesores señalan que los niños no se dividen entre 'inmigrantes y españoles', sino que se trabaja desde la 'pedagogía de la interculturalidad', con la que se apuesta a compatibilizar 'el derecho a la igualdad y el derecho a la diversidad', y por eso, dicen, no se consideran un gueto.
Pero muchas familias sí lo ven así y se muestran reacias a matricular a sus hijos en centros con esas características. El director del Pardo Bazán, Francisco Cabañas, demuestra, sin embargo, con un simple detalle cómo los padres acaban rompiendo los prejuicios cuando toman contacto con escuelas como ésta: casi todos los alumnos españoles que asisten al Pardo Bazán han tenido hermanos en el colegio. Repiten experiencia, pues.
Los profesores del Pardo Bazán sienten que han logrado elaborar un modelo educativo específico para las necesidades de su escuela, pero aprecian desventajas respecto de otros colegios. 'Ser una escuela de acogida de inmigrantes significa que, además de las necesidades de compensación educativa, tenemos que atender cuestiones de tipo social. Por eso, aunque nuestra necesidad de profesores de compensatoria o de becas de comedor es más alta que la de otros colegios y no contamos con más cargos o subsidios especiales', explica el director del centro.
Cambios mínimos
Si bien consideran que 'aún es muy pronto para evaluar la gestión de la Comunidad autónoma tras el traspaso de las competencias', el cuerpo directivo señala que 'los cambios han sido mínimos, y las innovaciones, pocas'. Con 52 niños con necesidades de educación compensatoria y apenas un docente a tiempo completo y otro a tiempo compartido, los profesores consideran que la Comunidad debería dar 'mayor estabilidad al plantel' antes que 'amenazar con cerrar aulas si baja el número de alumnos'.
Aunque la ley no permite que los colegios reciban a más de un 25% de niños inmigrantes, hay escuelas de primaria en las que se concentra hasta el 80% de alumnos provenientes de otros países y que se han transformado en referente para la comunidad de extranjeros. Aunque estos colegios pueden exhibir una gestión exitosa, la desproporción de recursos entre unos colegios y otros revela que hoy son los directivos y los maestros quienes muchas veces cargan con el peso de lograr buenos resultados.
La mayor concentración de niños inmigrantes se registra en las escuelas ubicadas en las zonas urbanas con mayores índices de población extranjera. Aunque la principal diferencia se encuentra al comparar la escuela pública y la concertada -este curso los colegios públicos de Madrid concentran el 77,5% de los alumnos inmigrantes frente el 22,5% que asisten a los concertados- también existen distintos niveles de recepción entre los colegios públicos de una misma zona.
En un mismo barrio como, por ejemplo, en el de Embajadores, de Madrid, la distribución de los alumnos inmigrantes no es equitativa entre los distintos centros públicos. 'Se crean verdaderos colegios para inmigrantes', afirma la madre de un alumno del colegio Pardo Bazán. La asociación de padres de este colegio, en el que los inmigrantes suponen un 80% de las matrículas, critica que las escuelas de primaria de la zona hagan 'una selección del alumnado'. 'Te dicen que no tienen profesores de integración, o, en el caso de los concertados, que tienes que comprarles uniformes a los niños', comenta un grupo de madres de la asociación, y se preguntan por qué en colegios públicos cercanos, como el Joaquín Costa o el Santa María, los inmigrantes no superan el 5% del alumnado. 'Si quieren ser una élite, que paguen. A nosotros nos faltan profesores de compensatoria, aulas, equipos de informática', se quejan las madres.
Las desigualdades entre colegios también se reflejan en la cantidad de alumnos con necesidades de compensación que atienden unos y otros. Los concertados sólo atienden al 21% de los inmigrantes.
El alto nivel de concentración de inmigrantes que registra la red educativa pública en comunidades como Cataluña, Andalucía o Valencia, obligó a los colegios a implementar programas de capacitación lingüística y de compensación de desfase curricular que nivelen los conocimientos de los alumnos para ingresar en cualquier colegio sin traumas. Son las llamadas aulas puente. Así lo hicieron en la escuela José Salazar, en El Ejido, Almería, en la que, después de un periodo inicial de 'desconcierto', hoy trabajan con un modelo de aula temporal de adaptación lingüística de tres meses de duración. El curso permite a los niños alcanzar el nivel de comunicación oral necesario para no quedarse atrás en los estudios por ese motivo. 'Llegan niños de todas las ciudades de los alrededores, y después de cursar los tres meses vuelven a su escuela de procedencia', explica un integrante del cuerpo directivo del colegio.
Como en el resto de las comunidades, las autoridades del colegio de El Ejido se quejan de la concentración en los colegios públicos frente a los concertados y reclaman más profesores y la incorporación de la figura del 'mediador', cuya función es implicar a las familias en el devenir escolar. 'Sólo una selección encubierta explica que no haya casi inmigrantes en los centros concertados', aseguran.
Por su parte, en Barcelona, para evitar la concentración de los inmigrantes en unos pocos colegios públicos, se organizan escuelas talleres especiales de seis meses de duración, en los que se busca que los alumnos alcancen un nivel de adaptación lingüística mínimo para que luego vuelvan a sus centros en las mejores condiciones de integración.
Uno de estos centros es el Milai Fontanat, ubicado en barrio de Ciutat Bella, con un 55% de inmigrantes. Aunque el colegio concentra un número de inmigrantes mucho más alto que otros, para su director, Mariano Gacet, la solución no consiste en poner un límite a la cantidad de niños inmigrantes que un colegio puede aceptar. 'El porcentaje de inmigrantes que tiene el colegio es el reflejo de la realidad social del barrio. No creo que haya que poner un tope, porque mandar a estudiar a un chico a un barrio alejado de su domicilio sólo favorecería el ausentismo y el abandono'.
Por el contrario, para el director del Milai Fontanat, las escuelas que, por su ubicación, reciban un alto porcentaje de alumnos inmigrantes deberían disponer de ayudas especiales.
Diversidad
La concentración de los alumnos inmigrantes en unos pocos colegios de la red pública es una tendencia que critican los educadores especializados en temas de integración. Para María José Díaz Aguado, catedrática de Psicología de la Educación, 'no es recomendable que los profesores sean quienes asumen la responsabilidad de dar respuesta a las necesidades de los colegios en los que los alumnos inmigrantes superan a los del país de acogida'. En estos casos, la especialista considera que se deberían tomar medidas especiales que apunten a mejorar las condiciones del profesorado mediante incentivos y subsidios para proyectos especiales de investigación, a la redistribución de los recursos de manera de compensar a los colegios más necesitados y al incremento de la plantilla de profesores especializados. Un criterio que comparten los docentes que trabajan en centros educativos con mayoría de niños extranjeros y que, si bien reivindican los resultados de su labor, no dejan de subrayar que 'les resulta imprescindible mejorar las condiciones tanto laborales como educativas'. Más que perfeccionar un modelo de escuela para inmigrantes, Aguado recomienda la adaptación de los colegios a la pluralidad de culturas a través de la aplicación del aprendizaje cooperativo y propone, incluso, que el profesor de compensatoria comparta el aula con el maestro del grado. 'Está demostrado que se obtienen mejores resultados cuando los docentes desarrollan sus tareas en el mismo ámbito', sostiene. Pero evitar la excesiva concentración requiere tanto de medidas concretas como de una mayor apertura de las familias locales a enviar a sus hijos a escuelas a las que asistan inmigrantes. 'El aprendizaje que desarrolla un niño en un contexto caracterizado por la diversidad es cualitativamente mejor que el que obtiene en un ambiente absolutamente homogéneo. Cuando los niños se sientan a trabajar priman sus intereses de niño a niño más allá de sus nacionalidades. La diversidad es una ventaja que hay que saber aprovechar', explica la educadora. Más allá de los buenos resultados pedagógicos obtenidos por los educadores en los colegios que tienen mayoría de niños inmigrantes, una escuela con mayor porcentaje de inmigrantes que de niños del lugar no es el modelo que recomiendan los educadores. 'Una mejor distribución se convierte en una ventaja para todos los alumnos. Lo ideal es que la mayoría de los niños sean de la cultura de acogida. Los inmigrantes se benefician porque aprenden mejor el español, y los españoles, porque pueden acercarce y entender otras culturas. La diversidad beneficia a todos', señala Aguado.
Para evitar la concentración de alumnos inmigrantes en pocos colegios, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid decidió aumentar de dos a tres el número de plazas para inmigrantes y niños con carencias sociales en las aulas tanto de los centros públicos como de los concertados. La medida intenta nivelar el porcentaje de niños inmigrantes en los distintos colegios de la red pública y se complementa con la labor que realizan las Comisiones de Escolarización -que funcionan en todos los distritos- que tienen a su cargo la distribución de los alumnos en los distintos colegios. El director general de Centros Educativos, Amador Sánchez, quien consideró la medidad como de 'discriminación positiva', señaló que, 'si bien es necesario garantizar una mejor distribución, la tendencia indica que en el último periodo se incrementó el alumnado inmigrante en los colegios concertados'. La reserva de dos plazas por curso se implementó por primera vez el año pasado. Sin embargo, para los profesores que trabajan en colegios en los que el porcentaje de alumnos inmigrantes llega a ser de hasta un 80%, las medidas más urgentes consisten en aumentar las ayudas sociales y el número de profesores y de expertos que atiendan los casos de compensación. 'El problema que hay que resolver hoy es más la compensación que la distribución; aunque sí debería existir una distribución más equitativa del alumnado entre los distintos colegios públicos y también entre los concertados de un mismo barrio', afirma un integrante del cuerpo directivo de un colegio público de Barcelona.
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