3. 100 objetores se incorporan a la última convocatoria de la prestación
Pequeñas organizaciones y federaciones deportivas ven peligrar la cobertura de su asistencia
El próximo 31 de diciembre desaparecerá en España definitivamente el servicio militar. Con la suspensión, terminan también la objeción de de conciencia y la prestación social, cuya última incorporación se realizó en marzo pasado. De esta forma, los 3.160 jóvenes que han elegido en la comunidad vasca (1.543 en Vizcaya, 1.124 en Guipúzcoa y 493 en Álava) esta forma de eludir la mili terminarán en diciembre. Con ellos finaliza también una colaboración social gratuita que coloca en situación de riesgo a pequeñas organizaciones humanitarias, federaciones y clubes de deportes y hasta bandas de música, fundamentalmente, que ven peligrar la cobertura de su asistencia.
La Federación de Pelota fue la primera en el País Vasco en aprovechar la labor de los objetores. Comenzaron en 1991 con 23 y actualmente disponen de unos 50. Josetxo Etxeberria es presidente de la Federación de Remo de Guipúzcoa, y en aquel tiempo responsable de la de Pelota. 'Tenemos seis voluntarios que han elegido hacer la prestación en nuestra federación, y más de 50 enviados. Está claro que vamos a notar su ausencia y a tener problemas el próximo año si antes no se busca una solución', se lamenta.
En el caso opuesto se sitúa la Cruz Roja que, con un 20% de objetores entre sus voluntarios, viene preparándose para el fin de la prestación desde hace varios años. 'Se han ido rebajando las plazas; ahora mismo, tenemos 500 en Vizcaya, la mitad que en años anteriores [En España, hay 4.000]. A nosotros no nos pilla desprevenidos porque veníamos preparándonos desde hace años y hemos adecuado los puestos. Además, muchos de los que cumplen la prestación, cuando terminan se incorporan como voluntarios', explica José Antonio Sotomayor, responsable de la PSS en la Cruz Roja de Bilbao, quien no disimula su indignación por algunas informaciones sobre la postura de la organización ante la nueva situación. 'Los objetores hacen labores de apoyo y llenan algunos huecos, pero no son una base fundamental', dice.
Las distintas organizaciones consultadas coinciden en que la Administración debe buscar medidas alternativas que suplan la labor de los objetores. Etxeberria recuerda que él personalmente mantuvo contactos hace varios años con un responsable del Ministerio de Justicia para resolver un problema que entonces ya se anunciaba. 'Se podrían dar becas o créditos universitarios que puntuaran a la hora de opositar o buscar trabajo. Además, habría casos que servirían para encontrar un trabajo nuevo', señala. Etxeberria no va tan desencaminado, ya que un estudio del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales del pasado marzo concluye que el 34% de los objetores han descubierto a través de la prestación una nueva profesión. Un 49% de los encuestados sostiene que el voluntariado será la opción más válida cuando desaparezca la PSS, según informa un portavoz ministerial.
Sin embargo, el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC) y la Oficina de la Paz de Bilbao no coinciden. Creen que la prestación favorece la mano de obra gratuita. 'Nadie hubiera hecho la prestación si no fuera obligatoria. Quita puestos de trabajo y profesionalmente se hace con un mínimo de calidad. Para nosotros es positiva la desaparición', afirman sendos portavoces.
Nicolás Gutiérrez, de la ONG Solidaridad Internacional, una de las pocas que cuenta con objetores -dos este año-, considera, por el contrario, que la prestación es positiva. 'Es conveniente que un chaval de 18 años dedique una parte de su vida a trabajar para los más necesitados. Su experiencia es muy positiva. Habrá que buscar alternativas, como el voluntariado', asevera.
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