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'Perdone la pregunta, ¿su marido fue fotógrafo?'

Miguel Ángel Villena

'Perdone la pregunta, ¿su marido fue fotógrafo?' De este modo se acercó Josep Vicent Monzó, conservador de fotografía del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), a Aleida March, viuda del Che, cuando la conoció en La Habana en 1998. Junto a Antoni Paricio y Manuel Muñoz, los otros dos comisarios de la exposición Ernesto Che Guevara, fotógrafo, Monzó había viajado a Cuba para montar una muestra sobre el centenario de lo que en España se conoce por desastre del 98 y en Cuba como guerra de la independencia.

'Los tres sabíamos', contaba ayer Monzó en las salas del monasterio de Sant Miquel dels Reis, sede de esta exposición que permanecerá abierta hasta finales de mayo, 'que el Che se había dedicado a la fotografía, pero ignorábamos hasta qué punto. En sus biografías apenas aparecen referencias a su trabajo como fotógrafo, una profesión a la que se dedicó durante varios años. El Che se ganó la vida como fotógrafo callejero en parques y jardines de Ciudad de México o como periodista acreditado por una agencia argentina para cubrir los Juegos Panamericanos de 1955, también en la capital mexicana'.

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En las cartas que enviaba a sus padres, el joven Che se alegraba de ganar algún dinero que le permitiera comprar una cámara nueva. Autodidacta de formación, el Che debe su entrega a la fotografía a la afición de su padre. Siempre cámara al hombro, el inquieto estudiante de medicina recorrió varios países americanos, que describió en sus diarios de viajes y en sus fotografías. México, Guatemala, Perú, Cuba o Argentina sirvieron de fondo a la curiosidad insaciable del Che. Escritura e imagen son dos formas distintas de captar, sentir y analizar una realidad que lo lleva, en aquellos años cincuenta, de una vida bohemia y aventurera a un compromiso revolucionario. 'Yo no puedo hacer una foto sin permiso de la gente', solía decir.

La amistad que surgió entre la familia del Che y los tres comisarios de la exposición, que se inaugura hoy en Valencia, obró el milagro de clasificar, restaurar y estudiar cerca de un millar de negativos que pueden contemplarse por primera vez fuera de Cuba. Unas 200 imágenes, la mayoría de ellas inéditas, integran el catálogo de la exposición y 120 de ellas están colgadas desde hoy en el monasterio renacentista de Sant Miquel dels Reis, sede de la Biblioteca Valenciana, convento durante mucho tiempo y cárcel de republicanos tras el final de la guerra civil.

Los comisarios niegan que les ciegue la pasión por la figura del Che cuando subrayan que los visitantes se sorprenderán ante la obra de un gran fotógrafo. 'No se trata de exhibir fotos curiosas o familiares captadas por un personaje famoso', comentan los comisarios, 'sino de la percepción de un artista. Aunque no llevaran la firma de Ernesto Che Guevara, las fotos serían de primera fila'.

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