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Entrevista:JAMES ELLROY | ESCRITOR

'Mi novela no es sórdida, es moral'

Le llaman el perro rabioso de la literatura norteamericana y no hace nada por desmentirlo. James Ellroy (Los Ángeles, 1948), autor de L. A. Confidential y Jazz blanco, presentó ayer en Madrid Seis de los grandes (Ediciones B). Sus referencias literarias son Don DeLillo o Dashiel Hammett, aunque hay quienes prefieren compararlo con Louis Ferdinand Celine y su Viaje al fin de la noche, tanto por el lenguaje descarnado, crudo y violento que utiliza, como por sus personajes, asesinos y corruptos.

El desarrollo de ese estilo de frases cortas, directas, de repeticiones e impulsos, esa ametralladora literaria que es Seis de los grandes empezó como una medida desesperada de economía. 'Cuando escribí la primera versión de L. A. Confidential me salieron unas 800 páginas. Mi agente me dijo que era demasiado larga, a pesar de que el desarrollo dramático estaba bien. No quería ir sobre cada frase, así es que desarrollé este estilo telegráfico y directo, que era lo adecuado para esa novela. Seis de los grandes tuvo que pasar por cinco borradores hasta lograr lo que quería. El estilo es algo que tengo muy presente cuando escribo'.

Seis de los grandes es la segunda entrega de una trilogía, empezada con América, y que recorre, en total, el periodo entre 1958 y 1973. Seis de los grandes -que empieza el día del asesinato de John F. Kennedy, en 1963, y termina con el de su hermano Robert, en 1968- es la más ambiciosa de las obras de Ellroy. 'Es la más larga, la más compleja, la más íntima de mis novelas', afirma. 'Mi esposa dice que es mi novela de mujeres. Los personajes femeninos son más poderosos que en las anteriores. Después de la investigación del asesinato de mi madre en Mis lugares oscuros, me propuse hacer de este libro mi obra más madura, en la que se mostrara una mayor diversidad de personajes y de sus motivaciones. Creo que lo he logrado'.

Su libro más íntimo

Una novela sobre los pliegues más sucios del alma es, para Ellroy, su novela 'más íntima'. 'Hay más monólogo interior que en los anteriores porque estos hombres malos se han hecho mayores y se hacen más contemplativos. También están estas mujeres que los remueven por dentro y los hacen reflexionar'.

Lo que más impacta es la acción que golpea constantemente, pero dentro de todo ello están unos personajes que se preguntan sobre su actitud. 'Es una novela moral, no es sórdida', explica Ellroy. 'No se trata de revolcarse en la mierda del mundo. No es como esas películas de acción en las que no hay diálogo dentro de esa violencia'.

Con esta trilogía Ellroy ha pretendido reescribir la historia de su país desde el punto de vista del crimen. 'La confluencia entre crimen y política que describo existió en alguna medida en ese periodo. Así es como yo lo imagino, en un momento en que la política anticomunista justificaba casi cualquier cosa y se tramaban alianzas conspiradoras entre gente desarraigada perteneciente a bandas de crimen organizado, con implicación en los negocios, entre la policía y los políticos. Ahora sabemos que esas confluencias existieron, pero ahora los medios de comunicación sirven, de alguna manera, para exigir más responsabilidades'.

Y señala: 'No soy marxista, soy capitalista. No soy liberal, ni izquierdista. Y esto no es una crítica de Estados Unidos. Es la novela de una época'. Es autodidacto, y se jacta de ello. 'Mi aprendizaje ha sido leer, leer, leer, imitar estilos. La muerte de mi madre generó en mí una curiosidad insaciable por todo lo que implica el mundo del crimen. Y eso se ha metamorfoseado en una curiosidad por la intrahistoria y la historia social de EE UU. Y luego está el genio, soy un genio. Nadie ve las cosas desde mi punto de vista, nadie se arriesga a escribir como yo escribo, mis argumentos son de quitar el aliento, experimento con el lenguaje y todo funciona perfectamente'. Escribe para sí mismo, pero logra que el lector se involucre con la historia, hasta hacerlo su cómplice culpable. 'Quiero que el lector se sienta extraído de su rutina diaria, que se hunda en el corazón de lo que se cuenta, que viva mis obsesiones'.

James Ellroy, ayer en Madrid.
James Ellroy, ayer en Madrid.MIGUEL GENER

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