Un barco cargado con niños esclavos vaga durante tres semanas por aguas africanas
Las autoridades de Benin (África occidental) se preparan para el atraque en el puerto de Cotonou del Etireno, un barco de bandera nigeriana que lleva a bordo un número indeterminado de niños esclavos, y que algunas fuentes oficiales y del Unicef sitúan entre 180 y 250. El ministro de Información de Benin, Gaston Zosou, calificó de 'vergonzante' la situación y prometió castigo para los traficantes, según infoma la BBC.
El Etireno partió de Cotonou el 30 de marzo, alquilado por un hombre de negocios de este país del que no se ha revelado el nombre. En estas tres semanas ha tratado de desembarcar en Nigeria, Camerún y Gabón, pero los tres países le negaron el permiso. Se trata de un viaje de más de 2.000 kilómetros por el golfo de Guinea. El Vaticano, a través de su diario oficial, pidió ayer la liberación de los niños, 'aunque sea a la fuerza'.
'No sabemos qué llevan a bordo, ni cuántos ni de dónde son los niños', admitió Zosou, pero se han establecido unos centros de acogida hasta dar con sus verdaderas familias. En esta zona de África occidental, como en otras partes paupérrimas del continente, los traficantes compran a los chicos por 15 dólares (2.715 pesetas).
El número de niños que viajan a bordo del Etireno es confuso. Al principio, el Unicef habló de 180 y las autoridades de Benin lo elevaron a 250, pero Camerún lo reduce a 28. Sea cual sea la cifra real, esta terrible odisea representa un recordatorio de una lacra muy extendida en la zona.
Diversos grupos de derechos humanos en Benin han denunciado que la compra de niños es muy frecuente en este país. Las familias aceptan el trato con los traficantes con la esperanza de que los niños puedan ganar mucho dinero en otros países más ricos, como Nigeria o Costa de Marfil, primer productor mundial de cacao. Sólo en este último se calcula que hay miles de niños de nueve a 12 años empleados en las plantaciones.
Activistas occidentales aseguran que estos niños reciben salarios de miseria o ningún salario, trabajan jornadas interminables y, a menudo, son víctimas de malos tratos o abusos sexuales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.