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La revista 'Colors' reúne en un libro un universo de 1.000 objetos insólitos

Cosas raras, inútiles y domésticas desvelan las claves de nuestra época

Primero fue un libro y después el tema de dos exposiciones, que ya se han exhibido en galerías de Florencia y de Londres. Como las campañas publicitarias de la firma de moda Benetton, editora de la revista, el volumen 1.000 objetos extraordinarios es provocador, reivindicativo y estético. La idea es que los objetos son herramientas que nos hacen la vida más agradable, pero los hay de todo tipo.

Por ejemplo, los niños hambrientos angoleños suelen utilizar un trapo empapado de gasolina para aliviar las ganas de comer. La tela, arrugada y sucia, que se refleja en una de las fotografías del libro fue comprada a un niño en una gasolinera de Luanda. Los chicos corretean entre los coches para aprovechar la gasolina que cae al suelo. 'Como esto molesta a los automovilistas, la policía patrulla ahora las gasolineras', dice el pie de foto del libro.

El libro, dividido en los apartados de moda, animales, cuerpo, alma y ocio, incluye también en el área de alimentación un estuche de violín ideado por los alemanes para ser utilizado por juerguistas en viaje por países musulmanes, en el que se pueden camuflar dos botellas de champaña y un par de copas, y que se ha convertido en un objeto codiciado para algunos saudíes.

Entre los objetos referidos a la aportación española destaca la receta de la corteza de cerdo ibérico, las zapatillas de torero y un muñeco maltratado elaborado por un fabricante alicantino.

Industria y cultura

'Todos estamos rodeados de objetos; sean útiles, decorativos, bellos, feos, triviales o singulares, no podemos evitar dejar indicios en todas partes de nuestra identidad. Indicios sobre nuestra cultura, identidad nacional, ideología política, afiliación religiosa e inclinaciones sexuales, nuestros objetos reflejan quiénes somos realmente y quiénes queremos ser', argumenta Peter Gabriel en el prólogo.

Durante cerca de diez años, los corresponsales de Colors, la revista que edita Benetton en ocho idiomas, han enviado objetos de todo tipo a La Fábrica, un centro de investigación sobre la comunicación situado en los alrededores de Treviso, donde se conjugan la cultura y la industria y donde se encuentra la sede de la revista. Muchas de las cosas recibidas tuvieron un hueco en las páginas de la revista del grupo fabricante de moda, pero los objetos permanecieron almacenados durante años en el edificio diseñado por el arquitecto japonés Tadao Ando.

El madrileño Jaime Hayón, responsable de diseño de La Fábrica, recuerda que hace unos meses se decidió a dar una utilidad a esa curiosa colección de cosas. De entre lo almacenado se realizó una selección de lo que se consideraba curioso, llamativo y útil, y fue incluida en el libro 1.000 objetos extraordinarios y exhibida, primero, en una exposición que se realizó en Florencia y que, posteriormente, viajó a una galería londinense. Hayón asegura que todavía se está negociando la posibilidad de exhibir los 1.000 objetos extraordinarios en Madrid y en Lisboa.

Mientras tanto, el último número de la revista bimensual Colors, que ha cambiado de imagen y de dirección artística, a cargo ahora de Fernando Gutiérrez, dedica su número 41 a las personas que lo han perdido todo y se centra en el campo de refugiados de Lukole, en Tanzania, donde viven 120.000 exiliados hutus desde hace siete años.

Estuche de violín.
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