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La liposucción se revela como una fuente eficaz de 'células madre'

Científicos de EE UU obtienen músculo y hueso a partir de la grasa

Javier Sampedro

Los científicos estaban tan ocupados buscándolas en las oquedades del cerebro, en el tuétano de los huesos o en los redaños de los embriones que se les había escapado una fuente mucho más accesible, barata y -por desgracia- inagotable para obtener las preciosas células madre: la grasa corporal. La próxima vez que vaya usted a maldecir a sus michelines o a sus pistoleras, piénseselo dos veces: tal vez puedan salvarle la vida en un futuro no muy lejano.

El equipo de Marc Hedrick, un profesor de cirugía y pediatría de la Universidad de California en Los Angeles (EE UU), presentó ayer en la revista especializada Tissue Engineering sus inesperados resultados: tras una simple liposucción, pueden obtenerse de la grasa extraída células madre, es decir, células indiferenciadas que pueden cultivarse en el laboratorio y luego transformarse en una variedad de tejidos útiles para reparar órganos dañados. La mayoría de los científicos consideran que las células madre constituyen una de las grandes promesas para el tratamiento del Parkinson, el Alzheimer, el infarto, la diabetes y cualquier otra enfermedad debida a la muerte de las células de un órgano.

La fuente óptima para obtener células madre son los embriones humanos, pero su uso choca con graves impedimentos éticos y legales en casi todos los países. La opción hasta ahora era obtenerlas de órganos adultos como el cerebro o la médula ósea, intervenciones no exentas de riesgo o de dolor. De confirmarse los resultados de Hedrick, la grasa será una alternativa ideal.

Queda una duda, sin embargo. Mientras que las células madre obtenidas de un embrión pueden transformarse en cientos de tejidos distintos, las cosechadas de una liposucción sólo han mostrado de momento su capacidad para convertirse en músculo, hueso o cartílago. Puede que los investigadores acaben encontrando formas de lograr un abanico más amplio, pero también es posible que las células madre del tejido adiposo no sean tan versátiles como las embrionarias.

Una de las investigadoras del equipo de Hedrick, Patricia Zuk, ha declarado a Reuters: 'Estoy segura de que no faltará gente que quiera donar su grasa'. Pero si se trata de reparar un órgano lo mejor es que la grasa sea del propio enfermo, para evitar el rechazo inmunológico. Quizá no esté lejos el día en que los médicos se vean forzados a recetar a sus pacientes más esbeltos una dieta a base de tocino de papada y bocadillos de panceta.

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