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El ex administrador del Kremlin ingresa en una cárcel de Suiza

EE UU entrega a Pável Borodín, acusado de blanqueo de dinero

Pável Borodín, ex administrador de bienes del Kremlin, cambió ayer una cárcel de Nueva York por otra de Ginebra (Suiza). Allí tendrá que hacer frente a la acusación de blanqueo masivo de dinero. El todavía secretario de la unión entre Rusia y Bielorrusia renunció hace días a proseguir la batalla legal contra la extradición. Eso ha facilitado su rápida entrega. Ayer por la mañana llegó a Ginebra en vuelo regular escoltado por tres agentes.

Una orden internacional de busca y captura puso en la picota a Borodín, que dirigió con Borís Yeltsin un imperio económico de más de 100 billones de pesetas. Agentes del FBI norteamericano atendieron la orden el pasado 17 de enero y le detuvieron en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York.

Ni los esfuerzos de sus abogados en el plano jurídico, ni los diplomáticos de las autoridades rusas, ni las campañas más o menos populares (alguna tan pintoresca como un tren que recorre el país recogiendo firmas de apoyo) han logrado evitar que Borodín termine donde le querían tener los jueces suizos: a buen recaudo y con un montón de preguntas a las que contestar.

Se le acusa de blanquear unos 25 millones de dólares (unos 45.000 millones de pesetas) procedentes de comisiones ilegales por la concesión a dos empresas suizas de contratos fabulosos para la restauración del Gran Palacio del Kremlin y otros edificios oficiales rusos. Un testigo clave, Felipe Turover (nacido en Moscú y nacionalizado español) implica también en el escándalo a Yeltsin y a sus dos hijas.

Sin pasaporte diplomático

Sigue sin respuesta la pregunta clave: ¿por qué se arriesgó Borodín a viajar a EE UU si sabía que la justicia suiza le buscaba las vueltas? Sigue flotando la sospecha de que le tendieron una trampa. O tal vez pecó de exceso de confianza. Ni siquiera viajaba con pasaporte diplomático. Creía que iba como invitado de lujo a la toma de posesión de George Bush y terminó entre rejas.

El juez Daniel Devaud, que dirige una investigación abierta hace dos años, ordenó anoche el ingreso en prisión de Borodín bajo dos acusaciones: blanqueo de dinero y pertenencia a una organización delictiva. Su abogado, Dominique Poncet, anunció que pedirá la próxima semana a un tribunal de Ginebra la libertad provisional de su cliente, que niega tajantemente las aciones que pesan contra él. El tribunal, formado por tres jueces, estudiará la petición el martes o el jueves. Poncet, un prestigioso catedrático de derecho con amplia experiencia en el terreno penal, declaró que Borodín pagará una fianza si es necesario.

La defensa de argumenta que no se puede acusar a Borodín de blanqueo de dinero cuando no se ha establecido ningún crimen en el origen de éste. El pasado diciembre, la fiscalía rusa cerró la investigación sobre los sobornos por ausencia de indicios de delito. 'Mi cliente ha negado, como siempre ha hecho, que haya cometido infracción alguna. Reiteramos nuestra opinión de que las autoridades suizas no tienen competencias en este asunto', declaró el abogado Poncet. Según la legislación suiza, agregó, 'el blanqueo de dinero es una infracción que viene precedida de un delito, y las autoridades rusas están absolutamente convencidas de que no hubo delito alguno'.

El abogado afirmó que Borodín, de 54 años, llegó 'cansado pero con buen ánimo' a Ginebra tras ocho horas de vuelo desde Nueva York. 'La justicia debe salir triunfante', declaró el acusado a la agencia rusa Interfax poco antes de salir de EEUU. Ayer, después de comparecer ante el juez Devaud, Borodín fue trasladado en una furgoneta policial a la prisión ginebrina de Champ-Dollon.

Pável Borodín (el primero del grupo), ayer a su llegada al aeropuerto de Ginebra procedente de Nueva York.
Pável Borodín (el primero del grupo), ayer a su llegada al aeropuerto de Ginebra procedente de Nueva York.EPA

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