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Un tercio de los alumnos inmigrantes necesita atención educativa especial

Al problema del idioma se unen los de pertenecer a familias desestructuradas y sin medios

En el actual curso, un total de 2.966 alumnos de origen inmigrante estudian en algún centro de enseñanza no universitaria de la comunidad autónoma. Esta cifra supone un 1,16% del total del alumnado vasco de Primaria, Secundaria, Bachilleratos y ciclos formativos de FP. Las necesidades educativas que presenta un tercio de los escolares inmigrantes (1.120) se deben a varias circunstancias.

Puede tratarse de problemas de incorporación a una lengua nueva (castellano y euskera). Este es el caso más fácil de resolver y que, en principio, plantea menos dificultades al sistema, según explica la directora de Innovación Pedagógica de Educación, Nekane Agirre. Casi el 50% de los inmigrantes procede de Suramérica, con lo que el problema no es común a todos. En estos casos, el departamento refuerza la enseñanza de la lengua, bien a través de profesopres de apoyo o con cursos específicos de inmersión.

Pero, la mayor parte de los alumnos a los que hay que prestar una atención especial presentan otro tipo de problemas, como la pertenencia a una familia desestructurada y, por lo tanto, carecen de un modelo de comportamiento. A esto hay que añadir que provienen de una cultura generalmente opuesta y con unas grandes dificultades económicas y sociales.

De esta forma, Agirre destaca la idea de que el Departamento de Educación por sí solo no puede recomponer la situación, sino que debe ser un trabajo coordinado con otro tipo de servicios e instancias, como Bienestar Social.

Equipo de expertos

En la actualidad, un equipo formado por expertos en educación, servicios sociales y ONG está diseñando para el departamento un programa sobre cómo se debe realizar la escolarización de los inmigrantes y las garantías que deben presidir el proceso para que se realice en las mejores condiciones. 'El documento de orientación que salga de este foro servirá para que los profesores y los colegios que reciben alumnado inmigrante dispongan de unas pautas de actuación', manifiesta Agirre.

Si los inmigrantes llegan cuando el periodo de matriculación ya ha concluido, una comisión de escolarización se encarga de analizar las circunstancias de cada escolar y establece el centro al que tiene que ser dirigido.

La provincia de Vizcaya acoge a 1.409 alumnos inmigrantes, lo que supone el 1% del total de escolares. Mientras, Guipúzcoa recibe 949 (el 1,16%) y Álava tiene 608 (1,67%), cifra que aumenta o disminuye con más frecuencia que en los otros dos territorios debido a que su población inmigrante tiene un carácter más volante por su concidión de temporeros en muchos casos. La distribución de los escolares es más homogénea en los colegios de Guipúzcoa. En Vizcaya, el 50% de los inmigrantes escolarizados se concentra en Bilbao y su área de influencia, mientras que en Álava es Vitoria y, en especial, en dos colegios, donde se produce una concentración más llamativa.

El reparto de los inmigrantes es desigual entre las dos resdes educativas. Un 72% está en la pública y el 28% en la privada concertada, que recibe dinero público para sufragar todas sus necesidades y donde la educación debe ser gratuita al igual que en la pública. Según Agirre, la explicación de que la red pública acoja a un mayor número de inmigrantes es que se trata de un servicio de menor coste y existen colegios en todos los municipios y localidades importantes del País Vasco. Por el contrario, la red privada se ubica en torno a los grandes núcleos urbanos y siempre exige algún tipo de gasto (transporte y servicios complementarios).

Para la directora de Innovación Pedagógica no es tanto un problema de repartir a los alumnos inmigrantes de una forma más equitativa entre las dos redes como de darles la mayor calidad posible allí donde ellos decidan instalarse. 'Los inmigrantes buscan las ciudades grandes y en un gran número se ubican en barrios de renta baja debido a que no disponen de medios económicos y a que la vivienda es más accesible', recuerda. Además, su vocación familiar les lleva a reagruparse, a intentar vivir lo más cerca posible de los familiares que hayan llegado antes que ellos a la ciudad y donde tienen sus señas de identidad.

'Lo que no puede hacer el departamento es entrar a saco y reubicar a la fuerza y contra la voluntad de los padres a los alumnos. Hay que proporcionarles las mejores condiciones en el colegio en el que estén. Ése es nuestro proyecto de trabajo para este año', adelanta Agirre. Entre otras medidas, el departamento pretende que en las zonas con mayor concentración de alumnado desfavorecido existan más profesores de apoyo y reforzar la coordinación con los servicios sociales y los monitores de calle.

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