Norris sortea un auténtico chaparrón
El británico, primer líder del Mundial de F-1 al ganar en Melbourne una prueba que la lluvia convirtió en un correcalles. Fernando Alonso y Carlos Sainz abandonan


Que Melbourne se conozca popularmente como la ciudad de las cuatro estaciones se debe a jornadas como la de este domingo, en la que uno debe llevar consigo prácticamente una maleta entera de ropa para irse poniendo y quitando prendas a medida que avanza el día. Esta etiqueta es la metáfora perfecta para describir el Gran Premio de Australia que abrió el Mundial de Fórmula 1, una carrera convertida en un auténtico correcalles como consecuencia de la lluvia, tan inestable como los nervios de los padres de Lando Norris, a quienes a punto estuvo de darles un ataque de nervios. El británico supo rentabilizar la ventaja con la que McLaren arranca el curso, aunque también es cierto que sufrió más de lo inicialmente esperado para celebrar el quinto triunfo de su trayectoria.
NORRIS SE LLEVA LA VICTORIA ANTE UN VERSTAPPEN QUE LUCHÓ HASTA EL ÚLTIMO INSTANTE 👏👏👏
— DAZN España (@DAZN_ES) March 16, 2025
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La tormenta que alteró la prueba remezcló las cartas hasta tres veces y animó el cotarro y especialmente a Max Verstappen, un animal competitivo único, un auténtico extraterrestre con un volante en las manos, alguien capaz de llevar un monoplaza sensiblemente inferior al de su rival y amigo hasta más allá de la lógica, para convertirse en un chacal a la caza de su presa, esa que ya se zampó con patatas el año pasado. El podio lo completó George Russell porque supo mantener la calma en las últimas 15 vueltas, cuando el cielo se rompió para soltar una cortina de agua que hizo que muchos entraran en pánico. Fernando Alonso y Carlos Sainz abandonaron como consecuencia de dos accidentes en los que perdieron el Aston Martin y el Williams, una de las mayores atracciones de este invierno y que Alex Albon fue capaz de llevar hasta la cuarta plaza. En el caso del madrileño, un problema en la caja de cambios le provocó un trallazo que le proyectó contra el muro durante la primera aparición del safety.
A pesar de que el paso delante del coche de la escudería de Grove (Gran Bretaña) se veía a venir, nadie podía calcular que la zancada fuera tan gigantesca como para poder superar a los Ferrari. En su primera actuación enfundado en el mono de la Scuderia, Lewis Hamilton demostró que necesita tiempo para adaptarse al bólido rojo y a Riccardo Adami, quien le guía desde el muro. La marca de Maranello tiró la casa por la ventana para hacerse con el icono más universal que existe en el mundo de las carreras, incapaz de realizar un adelantamiento claro o de meterle el morro a nadie hasta acabar décimo. Hamilton está lejos de la versión que se espera de él, y aún más del plano en el que están los McLaren y Verstappen, que juegan en otra liga.
Norris insiste en haber aprendido de lo ocurrido la temporada pasada, en la que no supo optimizar las virtudes de un prototipo que fue superior al resto a partir de mitad de calendario para desgracia de la estructura de Woking (Gran Bretaña), que no pudo llevarse el título de pilotos y que tuvo que conformarse con el de constructores. El británico cuadró un domingo perfecto en un laberinto abrazado por muros y lleno de trampas. Como la hierba mojada que atrapó a Oscar Piastri (vuelta 44 de 57) mientras el australiano circulaba cómodamente el segundo, por delante de Verstappen y por detrás de Norris, cuando se produjo el chaparrón que volvió a sacudir el pelotón y que impidió un doblete de McLaren que parecía cantado.
Piastri patinó donde no lo hizo su compañero, el primer líder del certamen que no es Verstappen en 1089 días, la racha más larga en la historia del certamen. “Fue muy duro, muy estresante, con Max empujando a mi espalda. Ha pasado de todo, pero acertamos en las decisiones y terminamos llevándonos la carrera”, resumió el ganador de este primer asalto de un combate programado a un total de 24. “Hemos aprendido de nuestros errores. No cometí ningún error, y supongo que puedo llevarme algo de crédito por ello. Sé de lo que soy capaz”, zanjó Norris.
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