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La economía catalana pierde fuelle por la caída de pedidos a las empresas

La encuesta de coyuntura industrial indica que la producción se estanca

La desaceleración económica se observa especialmente en las empresas motrices de la industria catalana, que muestran síntomas de menor actividad, según el indicador del clima industrial que elabora el Departamento de Industria de la Generalitat con opiniones de las principales empresas. La mayoría de las compañías encuestadas destaca que el deterioro de los pedidos ha originado una notable acumulación de las existencias de productos acabados, lo cual ha cambiado la tendencia de la producción a signo negativo. Al haber menos pedidos, la producción se estanca.

El último informe de coyuntura de Caixa Catalunya corrobora que la menor confianza ya se ha trasladado a la actividad económica general: la economía catalana crecerá el 3,4% este año, frente al 3,8% previsto por la Generalitat. Y es sólo el principio, porque este diferencial se incrementará presumiblemente en los próximos meses, según los expertos.

El retroceso de los bienes de consumo -automóviles, electrodomésticos y confección, entre otros- que se está produciendo en este primer trimestre del año escenifica el inicio real de un ciclo bajo, largamente anticipado por las bolsas. Las cotizaciones de las grandes compañías catalanas de servicios -Aguas de Barcelona, Gas Natural y Fecsa-Enher- han sufrido una depreciación media del 40% en los últimos meses. No se trata de ninguna excepción sino de la regla que rige en los países de la UE, donde, con diferencias -en Alemania cae el crecimiento mientras que en Francia se mantiene-, el conjunto se desacelera.

En el sector del automóvil, la falta de pedidos tiene un reflejo directo en la producción. Seat vende dos terceras partes de su producción en el exterior y sus exportaciones han caído el 16,2% en febrero; además, mientras Seat representa el 11% de las ventas del consorcio, Volkswagen en unidades sólo representa el 4% de los beneficios, lo cual supone un 'riesgo grande', según los sindicatos. Nissan, tras haber terminado el lanzamiento del modelo Tino, aplaza la creación de empleo prevista. Ello pone en peligro 900 empleos temporales -el 18% de una plantilla de 4.800 trabajadores- de la Zona Franca.

Más allá de los datos sobre la caída de las ventas, el sector automovilístico ha encendido sus luces de alarma tras las recientes declaraciones del presidente de Seat, Bernd Pischetsrieder, quien aprovechó la presentación de resultados de la empresa -el año pasado Seat ganó 14.534 millones de pesetas- para lanzar una advertencia sobre la pérdida de competitividad de España como destino de nuevos centros de producción.

Los sindicatos anotan otro síntoma de crisis: 'cuando las multinacionales amenazan el presente y hablan de un futuro prometedor es que algo no funciona', según sustenta un dirigente de UGT. Efectivamente, las dos cabeceras del motor viven ahora bajo este síndrome: pese a las aterradoras palabras de Pischetsrieder, Seat asegura que en verano toda la producción del Toledo se trasladará a la planta de Martorell, mientras que Nissan ha adjudicado la producción de la furgoneta Trafic a la fábrica de Barcelona y la compañía considera que cuando comience la producción de dicho vehículo, a finales de 2002, se ampliará la plantilla.En ambos casos, el actual clima de relaciones laborales combina un presente incierto y un espléndido futuro. Un discurso muy parecido al de 1993, cuando en plena crisis del sector, Volkswagen compaginaba las maravillas del futuro just in time del parque de Martorell con el cierre de la antigua factoría de Zona Franca.

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Las centrales afirman 'conocer bien el catastrofismo informativo de las multinacionales en tiempos de vacas flacas'. Y señalan a Alstom, que, tras perder el contrato del AVE, anuncia una reducción de la carga de trabajo en Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental), sin descartar recortes de empleo.

Las ventas de electrónica de consumo también bajan. La planta de Sony en Viladecavalls ha sufrido una caída de ventas del 60% en enero y se ha visto obligada a presentar un expediente de regulación que afecta a 1.000 empleos durante una semana. Sony España ha explicado que en más de '30 años de presencia de la multinacional japonesa en España, nunca se había encontrado con una caída tan brusca de la demanda'. La planta de Viladecaballs fabrica televisores, retroproyectores, combos y componentes.

Su competidora Philips atraviesa una situacion similar y ha eliminado 312 empleos en la filial Miniwat, que fabrica tubos catódicos para televisores, debido a la caída de las ventas de estos aparatos. Este expediente se suma a otros recortes de plantilla producidos en Puigneró y Mitasa.

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