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Argentina juega su última carta

El 'superministro' Cavallo lanza un plan para reactivar la economía y acabar con la evasión fiscal

Fernando Gualdoni

El 'superministro' de Economía, Domingo Cavallo, se apresta a rescatar a Argentina de una recesión de 33 meses. Su plan de choque, como él lo calificó, es simple y consiste en devolver la competitividad a la economía con una reducción de los costes de producción y de los bienes de capital y 'pulverizar', según sus palabras, de una vez por todas la histórica evasión fiscal argentina. Su éxito depende de esto último y de la moderación y eficacia del gasto público. Para lo primero, necesita una buena gestión, pero tiene escaso margen de maniobra, así que también debe contar con un buen respaldo político; para lograr lo segundo, requiere que los argentinos se lo crean. Los analistas españoles sostienen que el Gobierno debe convencer a la gente de que es su 'última oportunidad de dormir tranquilos, de que se acabaron las innumerables moratorias y amnistías fiscales'.

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Para la mayoría de los argentinos y para muchos observadores internacionales, Cavallo es en este momento el último as contra la crisis. Hace justamente 10 años, Cavallo logró la aprobación de su ley de convertibilidad, que fijó el peso al dólar, para cortar de cuajo la inflación galopante que sufría el país y sacar a la economía de una crisis fulminante. El 'superministro' se ha convertido en una especie de 'superbombero' dispuesto a lidiar con las peores catástrofes. La imagen que Argentina se ha hecho de él puede ayudarlo mucho en sus aspiraciones presidenciales, según expertos españoles. El partido que fundó Cavallo, Acción por la República, se ha convertido en apenas cuatro años en la tercera fuerza del país, aunque aún está lejos de alcanzar la popularidad de los partidos históricos, el Partido Justicialista (peronista) y la Unión Cívica Radical.

El blanqueo definitivo

La primera medida de Cavallo para acabar con la evasión fiscal ha sido, justamente, un blanqueo o amnistía fiscal. Pero se supone que será la última. El Gobierno facilitará la regularización de deudas fiscales anteriores a diciembre de 1999 a través de la compra de bonos de deuda pública con un tipo de interés bajo, por un periodo similar al del impuesto evadido. Por ejemplo, para regularizar un millón de pesos se deberían comprar bonos por esa misma suma. Al vencimiento de los títulos, Hacienda devolverá al titular el capital más unos intereses simbólicos, pero lo tendrá fichado para siempre. Cavallo espera que esta iniciativa también facilite la repatriación de capitales.

La medida es similar a la que se aplicó en España a principios de los ochenta para blanquear y repatriar dinero. El Gobierno socialista autorizó al Tesoro emitir pagarés opacos que permitían financiar de un modo barato el déficit público y evitar que esos recursos se fueran al exterior. El Banco de España sabía la identidad del titular de esos pagarés, que tenían una vigencia de cinco años, similar al periodo de prescripción tributaria, pero no informaba a Hacienda de la operación y los datos del que la había hecho. Al vencimiento del plazo el titular cobraba los pagarés, y ese mismo día el banco central informaba todo a Hacienda. Cavallo contará con el asesoramiento fiscal del ex ministro de Economía español Carlos Solchaga.

Los expertos españoles insisten en que para que este plan funcione en Argentina es necesario un cambio de actitud de la sociedad. Para empezar, dicen los analistas, 'el Gobierno debe convencer a la gente de que el coste de oportunidad de no acogerse a la medida será altísimo y, sobre todo, que será para todos'. Segundo, los bancos deben colaborar con Hacienda. 'En Argentina', según varios analistas, 'un banco avisa a su cliente de que deje su cuenta en cero si se presenta una solicitud de embargo de Hacienda'. 'También es común que un inspector fiscal cuya acción lleva a un contribuyente a juicio por evasión, presente el recurso judicial en contra de su propio dictamen a través de un tercero', añaden los expertos.

Un alto cargo de la Dirección General Impositiva (Agencia Tributaria argentina) reconoció que la corrupción está muy extendida dentro del organismo, y que para que realmente la evasión fiscal sea 'pulverizada' es necesaria una mayor capacitación de los inspectores, un sistema informático más ágil y la eliminación de tanta burocracia. 'Cada día aparecen decenas de resoluciones internas que nadie lee, y si se leen, no se entienden', comentó la fuente. 'Cavallo tiene razón, hay que dejar sólo dos impuestos, el IVA y ganancias, pero hay que terminar con el uso sistemático de moratorias, porque si no esto es una risa y nadie se lo cree', aseguró.

Cavallo reconoció recientemente en Madrid que la crisis argentina no es sólo económica, sino también 'anímica'. En la capital española, donde permaneció por un día para asegurarse el apoyo de las grandes empresas de la Península, el ministro aseguró que para que la economía argentina sea competitiva, las empresas deben poder producir más barato para vender o exportar a un menor precio. Otros países en crisis, como Japón, están forzando la devaluación de sus monedas para abaratar sus exportaciones, pero Argentina, que tiene una de las divisas más revalorizadas del mundo en este momento debido a su tipo de cambio fijo, no puede echar mano de esta herramienta económica. Si lo hace, el efecto sobre la deuda pública del país y la de la mayoría de los argentinos sería insostenible.

Recaudación urgente

Para financiar la puesta en marcha de su plan, Cavallo miró a Brasil y decidió imponer en Argentina una tasa a las transacciones financieras. Cada cheque emitido y cada depósito en cuenta corriente se gravan con un impuesto del 0,3%. El Ejecutivo toma este impuesto a cuenta del pago del IVA y la renta. Para evitar que la gente eluda el pago, todos los desembolsos de más de mil pesos (187.000 pesetas) tienen que hacerse con cheque, tarjeta de crédito u otro medio de pago registrado. El impuesto, hasta antes de la llegada de Cavallo, afectaba sólo a operaciones de más de 10.000 pesos.

La medida es una forma de obtener dinero rápidamente y compensar la altísima evasión fiscal argentina. El impuesto a las transacciones financieras podría llegar a volcar a las arcas del Estado un mínimo de 6.000 millones de pesos anuales, según Yolanda Fernández, de Analistas Financieros Internacionales. El Gobierno espera obtener al menos 8.000 millones, lo suficiente como para que el fisco devuelva a las empresas los impuestos que han pagado anticipadamente. 'La suma también puede aliviar el pago de los vencimientos de deuda externa de Argentina para el segundo trimestre, de entre 2.000 y 3.000 millones de dólares, de los cuales unos 500 millones son adeudados por la provincia de Buenos Aires', explica Fernández.

Argentina arrastra una deuda de 125.000 millones de dólares y gran parte de ésta es de las provincias. Los analistas españoles dicen que no hay datos fiables sobre su cuantificación. Los expertos creen que la falta de este dato es inquietante, sobre todo si se recuerda que fue la deuda del Estado de Minas Gerais la que puso en jaque a Brasil en enero de 1999 y que encendió la mecha de la crisis que terminó con la devaluación de la divisa brasileña en marzo de ese año. Cavallo aseguró que el país no volverá a endeudarse hasta que los intereses no bajen a los niveles de México, en torno al 7%.

El ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, durante su reciente visita a Madrid.
El ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, durante su reciente visita a Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ

El objetivo final

Cavallo dejó entrever en Madrid que la meta de su plan es romper el actual sistema de cambio fijo del peso con el dólar para ampliarlo a uno con dos monedas, muy probablemente al dólar y al euro. De este modo, el peso estaría vinculado, por ejemplo, en un 60% al dólar y en un 40% al euro, por lo que la revalorización de una y la depreciación de la otra tendrían un efecto compensador en el valor del peso.

El cambio podría producirse en dos o tres años, aunque Yolanda Fernández, de Analistas Financieros Internacionales, cree que 'podría ser en un año si a Cavallo le sale todo bien y cuenta con el respaldo político necesario'.

Turquía también tenía su lira referenciada al dólar y el euro. En cuanto abandonó esa paridad, su moneda se depreció un 36%. No obstante, José Ramón Díez, del servicio de estudios de Caja Madrid, destaca una diferencia entre Turquía y Argentina. 'La divisa del país euroasiático fluctuaba en una banda de tipo de cambio sujeta a revisión mensual, y ello nunca terminó de dar seguridad a los inversores. En cambio, la divisa argentina mantendría un cambio fijo que transmite confianza', explica Díez.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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