Una apuesta permanente

Los empresarios españoles con intereses en Argentina coinciden en que Domingo Cavallo, el superministro de Economía que acaba de obtener poderes especiales del Congreso para llevar a buen puerto su plan de competitividad, es la última oportunidad para sacar al país de la prolongada recesión. 'Si Cavallo fracasara en su proyecto, recomendaría a mis accionistas paralizar todo tipo de inversión y de crecimiento; es decir, terminar las operaciones que tenemos entre manos y seguir observando', dice un empresario con una larga trayectoria de inversiones en Argentina.

'Lo que nunca nos podemos plantear', puntualiza, 'es retirarnos del país, porque nuestro tipo de inversiones y de la mayor parte de empresas españolas no es de capitales golondrina, sino que son inversiones radicadas, porque tienen raíces físicas'. Esta opinión resume el ánimo de las empresas españolas en Argentina, que en su conjunto constituyen el primer inversor de los dos últimos años.

Ángel Cercós, director-gerente general de Cementos Avellaneda, lo ilustra gráficamente: 'Nosotros no nos podemos llevar la fábrica. En el caso hipotético de que nuestros accionistas quisieran retirarse del país, la empresa como tal no podría hacerlo. En todo caso, podría cambiar de manos. Acomodaremos nuestra política de inversión y de estructura interna a las necesidades de cada momento'.

Para la mayoría de los empresarios consultados, los políticos y el juego de presiones y chantajes en el que se halla inmersa la vida política argentina son los grandes obstáculos del país. 'Los dos antecesores de Cavallo (Machinea y López Murphy) fracasaron por razones políticas', sostiene Javier Amesti, presidente de ACI. 'Es la última oportunidad. Creo que tendrá éxito porque cuenta con apoyo internacional, le respaldan los bancos y los empresarios. Tiene carisma'.

¿Y si fracasa Cavallo? 'Noooo... Todos estimamos que no va a fracasar', dice un directivo de la Fundación de las Cámaras de Comercio Españolas (Fucaes), 'porque eso significaría el fracaso del conjunto de la región y desestabilizaría a los países de la zona, incluido Brasil. Las empresas apuestan al éxito del Gobierno y al éxito de Cavallo'.

Una empresa como Cementos Avellaneda mantiene una actitud cautelosa. Podría endeudarse un poco más en su proceso de inversiones, pero desde hace dos años ha bajado el ritmo por temor a la recesión. Prevención que no puede generalizarse a todas las empresas españolas. 'Nosotros estamos actuando como si aquí no pasara nada', asegura Javier Amesti. 'Siempre hemos confiado en este país. Hemos apostado por Argentina, estamos creciendo'. En cambio, hay grandes compañías de consumo masivo que sí están sintiendo los efectos de la recesión, como Zara y Adolfo Domínguez.

Un directivo de la Fucaes recuerda que Repsol hizo su mayor inversión con la compra de YPF por 15.000 millones de dólares en plena recesión (1999). Lógicamente, dio el paso por razones estratégicas y de compañía. 'Una empresa común no habría invertido esta cantidad en un país en recesión, pero Repsol es una multinacional del petróleo que hace sus planes con una visión global', señala la fuente consultada.

Visión global

Así actúan las grandes empresas con proyección internacional. Es el caso de Gas Natural, que está trabajando en nuevas redes de gas porque ya tiene contratos firmados con Brasil; es decir, más allá de la recesión argentina, vender gas y vendérselo a Brasil es negocio; por tanto, van a seguir invirtiendo. Aguas Argentinas, con intereses franceses y españoles, ha firmado un convenio de inversiones por 1.100 millones de dólares que ya está en marcha.

Las empresas que están tomando más prevenciones ante la crisis son las que tienen menor ramificación en Latinoamérica. 'Por ejemplo, Telefónica está presente en casi todos los países del continente. Visualiza las cosas de una determinada manera; a Endesa le pasa lo mismo, y a los grandes bancos (BBVA o BSCH), que tienen una estrategia de conjunto para América Latina. No han ralentizado su acción, entre otras razones porque tienen excelentes cuentas de resultados'.

Y siguen llegando nuevas empresas que no habían desembarcado en Argentina. Como Acesa, una compañía de peajes e infraestructuras que ha comprado hace dos meses la autopista del Oeste en 120 millones de dólares. Aguas de Barcelona, que detenta la propiedad junto a Lyonnaise des Eaux, de Aguas Argentinas y las Aguas de Santa Fe y de Mendoza, acaba de abrir una mutua sanitaria en asociación con el BBVA, y ha comprado Cliba, una de las principales empresas de recolección de basuras.

Las grandes empresas mantienen un buen nivel de beneficios, pese a la recesión. Telefónica sigue teniendo buenos resultados después de la desregulación y la entrada de empresas competidoras. Según las cifras facilitadas por la compañía, el año pasado invirtió 1.102 millones de dólares en Argentina, por encima de los 1.016 millones desembolsados en 1999.