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América Latina teme que la incertidumbre de los países ricos frene las inversiones en la zona

La 42ª reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo arranca hoy en Santiago de Chile

España, primer país inversor en Latinoamérica (5,43 billones de pesetas fue la cifra registrada en 1999) contará con una nutrida representación en la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo. Una frase del ministro de Hacienda de Chile, Nicolás Eyzaguirre ilustra el espíritu que presidirá el encuentro: 'La globalización no puede convertirse en un barco con más náufragos que tripulantes'.

Si hay una palabra clave en el encuentro del BID, cuyos préstamos a los países de la zona rondan los 18,5 billones de pesetas, es reformas. Países bien situados como Chile, que en 10 años ha logrado duplicar su producto interior bruto, quieren plantear cambios en la gestión de los organismos financieros internacionales (FMI, Banco Mundial...) para prevenir las crisis, facilitar los intercambios y propiciar el desarrollo de los países más pobres. Reformas es también la palabra que rige la política económica en países como Ecuador, Argentina, Guatemala e incluso Chile, país modelo en el que a pesar de ello, la evasión fiscal, según los datos oficiales, alcanza el 25%.

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Pero para reformar se requiere apoyo. Y los países de América Latina, ricos y pobres, temen que la situación internacional cercene sus aspiraciones y recrudezca los conflictos políticos que han sido habituales en la región y que aún hoy se traducen en ruido de sables, por ejemplo, en Guatemala.

El reparto de la riqueza

Sin dinero contante y sonante que frene posibles conflictos, Ecuador teme que el conflicto que se vive en Colombia atraviese su frontera norte; El Salvador teme no poder atender sus necesidades de reconstrucción tras el terremoto y todos, en general, ven cómo se perpetúa un reparto deficiente de la riqueza que, en muchos casos, está directamente conectado con prácticas de corrupción institucional. Asuntos recientes, como la crisis de las vacas locas y la fiebre aftosa, no hacen sino ahondar en el pesimismo. Según cálculos recientes, a Argentina, la crisis ganadera puede hacerle perder unos ingresos de 480 millones de dólares anuales (81.300 millones de pesetas).

El temor de estos países no es infundado. Las economías de América Latina y el Caribe crecieron el pasado año en torno al 4%, según recoge el informe anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hecho público ayer. La inflación, por su parte, se situó para el conjunto de los países del área en el 5,2%. El organismo que preside el uruguayo Enrique Iglesias, que invirtió el pasado ejercicio 5.300 millones de dólares en la región (unos 938.000 millones de pesetas), un 44,3% menos que en 1999, prevé para el presente ejercicio un 3,5% de crecimiento, aunque la cifra dependerá de lo que suceda en los próximos meses en los mercados, especialmente el estadounidense, y de la evolución política en países como Argentina, que atraviesa una delicada situación. 'Una desaceleración prolongada y aguda en la economía de Estados Unidos' asegura el informe del banco 'podría tener un severo impacto en el desempeño económico de toda la región'.

Aunque la cifra de crecimiento del 4% puede parecer respetable, fuentes del BID y de la representación del Fondo Monetario Internacional (FMI), coinciden en señalar que es insuficiente para estrechar la brecha que en estos momentos separa a los países de América del Sur de los más desarrollados de Europa y de Norteamérica.

Ya en 2000, mucho antes de que EE UU diera síntomas de agotamiento en su crecimiento y lejos de la incertidumbre que ahora domina los mercados, se registró una notable disminución de inversiones desde los países desarrollados, especialmente notoria en Argentina, Chile (afectado ahora además por la caída de precios de las materias primas), Colombia y Perú, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). No es extraño que los empresarios latinoamericanos teman que la falta de financiación ahogue sus expectativas. Este peligro lo ven real y próximo uno de cada tres empresarios de la zona, según una encuesta que será presentada por el economista jefe del BID, Eduardo Lora, en el encuentro de esta semana.

Menos inversiones

El descenso de inversiones del BID en el área se debió, según explicó la entidad, a que la cifra de 1999 fue especialmente elevada. El banco aprobó en dicho año un programa anual especial de préstamos de emergencia para ayudar a países clave a contrarrestar los efectos de las crisis financieras en Asia y en Rusia, que pusieron en una delicada situación a otras economías emergentes.

El pasado año, el BID prestó una atención especial a las áreas de reforma y de modernización de los Estados, con programas que dotó con 1.900 millones de dólares (unos 336.000 millones de pesetas), casi un tercio de los préstamos que concedió en 2000.

La globalización, la nueva arquitectura financiera internacional, el papel de las organizaciones no gubernamentales en el desarrollo, la lucha contra la corrupción y la reducción de la deuda de los países más pobres tendrán su turno para ser discutidos como asuntos vitales.

A España le va mucho en el envite. Sus empresas más importantes, desde Telefónica o Endesa, hasta Iberdrola, Repsol YPF o Gas Natural tienen buena parte de sus intereses colocados en la cesta de América Latina, desde Chile a México, pasando por la República Dominicana, Brasil y Argentina. Los principales bancos, BBVA y BSCH, también se juegan mucho. Si Endesa logró este año presentar unos buenos resultados gracias a los beneficios obtenidos en el continente americano, América Latina supone para el BBVA y el BSCH aproximadamente un tercio de sus activos, un 26% de sus créditos y un 14% de sus beneficios.

El futuro, incierto, se intenta adivinar por las señales que parten de las grandes potencias. Así, y aunque la política exterior de la nueva administración estadounidense que dirige George W. Bush es todavía una incógnita, en América Latina se considera un detalle alentador que la primera visita del presidente norteamericano tras su agitada elección fuera a México.

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